tag:blogger.com,1999:blog-79134335830585560532024-03-24T23:01:27.159+00:00Enrique Girona - Web OficialBienvenido/a a la página oficial del escritor y poeta ilicitano Enrique Girona donde se pueden encontrar todas sus obras.Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comBlogger63125tag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-47482644466870698642024-01-15T18:03:00.006+00:002024-01-15T18:04:19.517+00:00Reseña: Un robot en mi jardín | Deborah Install<div></div><span><a name='more'></a></span><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlIpBtsdwSjwEYKQQZELYGwpgCOlAJA2U8PQ-c0j83LdRJSTizgyiHc68Uu2Gyuyi_k4EFBjv-v_i7KeYKiAgAJ-XSefqSrQw_73Jtcj7a3bM9gNG8_5jfCd44XtOyYXYG6hO5ff73ThntmKg90E6laqoNcdxUmhnogtbS7Anea2EQRmHsnsVX_zmyUjy/s1000/611SOYxoZ2L._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="un robot en mi jardin deborah install" border="0" data-original-height="1000" data-original-width="654" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlIpBtsdwSjwEYKQQZELYGwpgCOlAJA2U8PQ-c0j83LdRJSTizgyiHc68Uu2Gyuyi_k4EFBjv-v_i7KeYKiAgAJ-XSefqSrQw_73Jtcj7a3bM9gNG8_5jfCd44XtOyYXYG6hO5ff73ThntmKg90E6laqoNcdxUmhnogtbS7Anea2EQRmHsnsVX_zmyUjy/w131-h200/611SOYxoZ2L._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" title="un robot en mi jardin deborah install" width="131" /></a></div>Las amistades más singulares a menudo llegan a nuestras vidas por pura casualidad. Aparecen para engrasar nuestra decisiones en el implacable vaivén del día a día; en el trabajo, en la escuela e incluso en el jardín de casa. Deborah Install nos lo muestra con mucho detalle en <i>Un robot en mi jardín</i>, el divertido encuentro entre un robot anticuado y un hombre inmaduro cuya vida dará un vuelco rotundo.<br /><div><br /></div><div>La pregunta inicial "¿Qué harías si te encontraras a un robot en el jardín de tu casa?" da mucho de sí para desarrollar una historia simpática y con ligeros trazos de humor en torno a Ben, un hombre "felizmente" casado con Amy, una jurista de prestigio. Todo parece normal hasta que un día Tang, un viejo y destartalado robot que un día, irrumpirá en sus vidas por el jardín de casa.<br /><div><br /></div><div>En el relato, destaca la habilidad de la autora para mezclar lo tecnológico con lo humano, la modernidad con la cotidianidad, y su capacidad para evocar descripciones muy visuales y curiosas. Su narrativa es rica en detalles, con un tono que combina la seriedad de la descripción técnica con elementos humorísticos en una incierta relación matrimonial de cuatro años.</div><div><div><br /></div><div><i>Un robot en mi jardín</i> de Deborah Install está tejida con minuciosos eslabones de imágenes y situaciones, y sólo es el prólogo de un emocionante viaje que, a simple vista, nos dejará con las tripas rugiendo.</div></div></div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-64560105790432363302023-12-25T19:11:00.018+00:002024-01-06T19:14:09.343+00:00Artículo: Breves apuntes sobre el Auto de los Reyes Magos<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><span><a name='more'></a></span>Las vacaciones navideñas son sinónimo de descanso, chocolate caliente y libros. La Navidad es una fiesta, y diría que más literaria que religiosa porque tiene su origen en un libro: la Biblia. Por eso no desvarío cuando digo que ahora es tiempo de leer, de dejarse empapar por la literatura y, por qué no, también de permitir que las letras nazcan de nuestros pensamientos, o viceversa.</div><div><br /></div>En estos días, aunque es importante ejercitar la lectura con libros, revistas o blogs, cobra especial importancia una obra medieval muy singular. Se trata del<b> <a href="https://educacion.seducoahuila.gob.mx/wp-content/uploads/2023/08/Auto-De-Los-Reyes-Magos.pdf" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">Auto de los Reyes Magos</span></a></b>, un drama litúrgico, es decir, una representación<b> </b>teatral y religiosa en la que se aborda una escena bíblica. Aunque corto, pues no llega a las dos páginas (el manuscrito original), su importancia en nuestra literatura se debe a que es considerado <b>el primer teatro escrito en lengua castellana</b>.<br /><br />El argumento del auto gira en torno al <b>ciclo de la Epifanía</b>, festividad cristiana en la que se celebra la llegada y adoración de Jesús por los Reyes Magos o sabios de Oriente. El relato parece estar basado en Mateo 2:1-12, sin embargo, algunos investigadores coinciden en que las fuentes del autor no fueron litúrgicas, sino alguna obra dramática francesa escrita en lengua vernácula (Alborg, 1970, P.199). Además, el texto original no abarca la totalidad del ciclo, sino que la trama se interrumpe en un quinto acto protagonizado por el rey Herodes y su consejo de sabios, y un punto final exagerado y sospechoso<div><br />Tradicionalmente la obra se ha datado en el siglo XV, sin embargo, debido a la tipografía empleada (Gutiérrez, 2007), a su alto contenido simbólico y a la complejidad de su composición, algunos autores lo ubican mucho antes, <b>en el siglo XII</b> (Deyermond, 1989, p. 187). </div><div><br /></div><div>En cuanto a quién lo escribió, se desconoce totalmente al autor. Algunos investigadores sostienen que probablemente fuera escrito por un sacerdote franco instalado en Toledo en el siglo XII (Deyermond, 1989, p. 362, Alborg, 1970, p. 200), un extranjero, probablemente de origen pirenaico, que escribiría la obra motivado por la escasez de teatro litúrgico que percibió en tierras castellanas (Rico, 1980, p. 451 – 452). En ese aspecto, cabe resaltar que las principales investigaciones sobre el manuscrito original aportan pruebas fehacientes del contexto histórico en el que fue escrito (s. XII). La obra fue encontrada en un códice en la biblioteca de la Catedral de Toledo y posiblemente fuera escrita por uno de sus catedralicios (Alborg, 1970, p. 200) para ser interpretada en el mismo templo.<br /><br />Durante la Baja Edad Media, la ciudad de Toledo tuvo un papel decisivo en la difusión de conocimientos y cultura. Gracias a la labor de la Escuela de Traductores patrocinada por Raimundo de Sauvetat, y al impulso de la misma por Alfonso X, se tradujeron muchas obras clásicas al castellano medieval, por lo que no se descarta la posibilidad de que el auto también fuera una de esas traducciones.<br /><br />Por otro lado, es importante señalar que por aquel entonces la ciudad acogía una dudosa convivencia entre las tres religiones principales; judíos, cristianos y musulmantes (Palomero, 2007, p. 171 – 178), por lo que no sería raro que dentro de las murallas toledanas proliferase la creación de<b> obras destinadas a enaltecer el cristianismo</b> sobre las demás creencias, en este caso, mediante la representación teatral de uno de sus ciclos tradicionales.<br /><br />De tema esencialmente bíblico, destaca el tratamiento que se hace entorno a la descripción y representación de los Reyes Magos (Ordo Stellae). Asimismo, parece haber sido escrito con cierta meditación al <b>enfrentamiento filosófico, religioso y moral</b>, aspectos en los que profundizaré en otro artículo.<br /><br />Para terminar esta pequeña introducción, cabe resaltar que el descubrimiento del auto supuso un antes y un después en la historia de la literatura española, no sólo porque se considera la primera manifestación teatral escrita en castellano y porque su existencia prueba que el drama litúrgico tuvo una progresiva introducción en la España medieval (López Estrada, 1979, p. 482-485), sino también porque la lengua en la que está escrito determina que “la literatura en lengua vulgar comenzaba a adquirir importancia” (Alborg, 1970, p. 188) en la transmisión de conocimiento.<br /></div><div><br /></div><div><b>Referencias:</b></div><div><ul style="text-align: left;"><li>• ALBORG, Juan Luis (1970), <i>Historia de la literatura española, Edad Media y Renacimiento</i>. Editorial Gredos S.A., Madrid.</li><li>• DEYERMOND, Alan (1989), <i>El "Auto de los reyes magos" y el renacimiento del siglo XII.</i> Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Vol. 1, ISBN 3-89354-828-9, p. 187-194. Berlín.</li><li>• GUTIÉRREZ, César (2007), <i>Estudio y edición del Auto de los Reyes Magos: análisis paleográfico, lingüístico y literario.</i> Universidad Complutense de Madrid.</li><li>• LÓPEZ ESTRADA, <i>Francisco (1979), Introducción a la literatura medieval española.</i> Editorial Gredos. Madrid.</li><li>• PALOMERO, Santiago (2007), <i>El multiculturalismo. El mito de la convivencia en el Toledo de las tres culturas: el Museo Sefardí como paradigma. </i>Idea La Mancha: revista de educación de Castilla-La Mancha. Núm. 4, p. 171-177.</li><li>• RICO, Francisco (1980), <i>Historia y crítica de la literatura española.</i> Editorial Crítica. Barcelona.</li></ul></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-4518607258567471562023-12-06T12:44:00.027+00:002024-01-14T10:47:24.765+00:00Artículo: Gatos, los héroes de San Petersburgo<div><span><a name='more'></a></span>La cultura rusa está llena de michis. Probablemente los más conocidos sean el siberiano <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Kot_Bajun" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">Bajun</span></a>, personaje muy recurrente en los cuentos populares rusos, Behemot, el negrito malhablado que anda a dos patas en "Maestro y Margarita", y Matroskin, el simpático y alocado gato de la serie infantil "<a href="https://www.youtube.com/watch?v=BF6TjdsfV_M&ab_channel=%D0%A1%D0%BE%D0%B2%D0%B5%D1%82%D1%81%D0%BA%D0%B8%D0%B5%D0%BC%D1%83%D0%BB%D1%8C%D1%82%D1%84%D0%B8%D0%BB%D1%8C%D0%BC%D1%8B-%D0%97%D0%BE%D0%BB%D0%BE%D1%82%D0%B0%D1%8F%D0%BA%D0%BE%D0%BB%D0%BB%D0%B5%D0%BA%D1%86%D0%B8%D1%8F%D0%A1%D0%A1%D0%A1%D0%A0" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">Prostokvashino</span></a>" (literalmente Leche Cortada). Pero en lo inmensa que es Rusia, hay una ciudad cuya historia es imposible de contar sin los gatos: <b>San Petersburgo</b>.</div><div><br /></div><div>No es casual que muchos petersburgueses ilustres les tuvieran tanto afecto. De Stravinsky <a href="https://blogs.diariovasco.com/mirandoalabahia/2019/06/10/stravinsky-y-su-gato/" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">conservamos una foto</span></a> en la que se ve achuchando a su gato California, y el adoptivo Pushkin les dedicó algunos versos en sus escritos. Y es que desde sus empantanados inicios los ciudadanos de San Petersburgo siempre han sufrido los estragos de las ratas. No en balde en los sótanos del museo Hermitage patrullan decenas de vigilantes felinos cuya principal, <a href="https://elpais.com/internacional/2017/09/26/mundo_global/1506423579_353113.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">y arriesgada labor</span></a>, es mantener a raya a los roedores para evitar que destrocen la base del edificio y eso provoque un derrumbamiento. Pero más allá de su efectividad en el control de plagas, los gatos han tenido un peso considerable en la historia de la ciudad, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Y aunque parezca sorprendente, se podría decir incluso que sus habitantes les deben la vida.</div><div><br /></div><blockquote><i>"Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte." </i><br /><b>Graham Greene (1904-1991), novelista británico.</b></blockquote><div><br /></div><div>En 1939, pese a que Hitler firmó un pacto de no agresión con Stalin al comienzo de la contienda, los nazis bloquearon la ciudad de San Petersburgo (entonces llamada Leningrado) poco tiempo después. Durante casi tres años, la ciudad permaneció acorralada de modo que sus habitantes no podían ni entrar ni salir. Este plan no fue tan absurdo como suena. Hitler tenía a sus órdenes a un grupo de nutricionistas que había calculado cuántos días podía estar un ruso sin comer hasta morir de inanición. Y en parte, acertaron en sus cálculos, porque muy pocos viven hoy para contar aquel infierno. Mi suegro, que entonces era un crío, fue una de las pocas personas que sobrevivieron.</div><div><br /></div><div>La comida se agotaba porque los suministros no hallaban manera de acceder a la ciudad. La gente, desesperada de hambre, hacía cualquier cosa por llevarse algo a la boca. Elaboraban raciones ridículas de pan con virutas de madera y aprovechaban los cristales rotos de las ruinas de una fábrica de azúcar (bombardeada) para endulzar el té, pues el caramelo que impregnaba los fragmentos de vidrio podía disolverse en una taza de agua caliente. Conforme el bloqueo se volvía más hermético, la gente comenzó a comerse a los perros, a los caballos que tiraban de los carros, a las ratas... pero sobre todo a los gatos callejeros, que entonces había muchos en la ciudad. <a href="https://elpais.com/cultura/2013/09/30/actualidad/1380569588_488059.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">Lena Mujina explica en su diario</span></a> que <b>un gato les daba para comer diez días</b>.</div><div><br /></div><div>Sobre ese contexto, ahora encontramos en las redes multitud de vídeos y relatos sobre <a href="https://www.instagram.com/p/C0PmRE2s5F_" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">Vaska, la gata petersburguesa</span></a> que durante el sitio de Leningrado consiguió salvar a una familia. Cada día, la gata escapaba del refugio y regresaba horas después con una presa en la boca; normalmente una paloma o una rata. Así los refugiados consiguieron sobrevivir a la hambruna, cocinando aquellas alimañas en sopas y estofados que no dudaban en compartir generosamente con el felino. La familia nunca quiso desprenderse de su amiga cazadora, y la cuidaban muchísimo, pues temían que otras personas hambrientas la cazaran a ella. </div><div><br /></div><div>Todavía hoy los petersburgueses guardan mucho respeto a los gatos, aunque quizás no tanto como en Estambul. En cualquier caso, recorriendo la ciudad se pueden encontrar algunos monumentos levantados en memoria de los que se sacrificaron durante el bloqueo, y también se pueden visitar algunos locales y cafeterías donde te puedes tomar un café raf en compañía de estos peludos. Claro, siempre habrá personas que eviten esos sitios y que no entiendan nuestra enfermiza pasión por los gatos. ¿Y qué más? Pues que no les busquen los tres pies.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-84222150273390242952023-12-01T11:56:00.021+00:002023-12-04T11:59:14.384+00:00Artículo: Así se verían algunos personajes de la literatura española según la IA<div style="text-align: justify;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">La literatura española es una mina de personajes pintorescos: Amadís de Gaula, Lázaro, Dulcinea, Fortunata... Todos podemos reconocer la figura del escudero Sancho Panza cuando la vemos, si bien Cervantes lo describe muy breve en el noveno capítulo, el imaginario colectivo se ha encargado de atribuirle una forma divertida y paleta pese a ser, con diferencia, el más sensato del dúo.</div></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Sin embargo, muchas veces nos puede resultar difícil ponerle cara a un personaje determinado, ya sea porque las descripciones son muy escuetas, porque aparecen sobrecargadas de recursos semánticos o referencias de la época, o bien porque las hemos pasado por alto en la lectura. En esos casos, nunca viene mal retroceder unas páginas y detenerse unos instantes a releer, comprender e imaginar.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Por otro lado, también puede ocurrir que, ya identificadas y comprendidas las descripciones, yo tenga en mente una representación de Sancho Panza que no se corresponde con la de mi vecino. Si Cervantes se limita a explicarme que Sancho Panza tiene "la barriga grande, el talle corto, y las zancas largas", probablemente mi versión del escudero se acerque más a Gimli, al profesor Flitwick o mi tío Eustaquio que a lo que realmente se imaginaba el manco de Lepanto mientras lo describía.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Los posibles esbozos mentales son infinitos, pero no voy a entrar en detalles sobre cómo creo yo que es Sancho Panza. En su lugar, dejaré que sea la IA quien lo haga. En este artículo trataré de localizar y recopilar algunas descripciones de personajes de la literatura española, elaboraré unos cuantos párrafos descriptivos coherentes y sin rodeos estilísticos y se los proporcionaré a la IA para que nos muestre cómo se verían esos personajes según su criterio.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><h3 style="text-align: left;">Don Alonso Quijano</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Don Quijote para los amigos. Resulta fascinante que Cervantes no se detuviera a explayarse en su protagonista. En las primeras líneas del capítulo I lo intenta, o al menos nos deja claro que es un cincuentón delgaducho, de oficio humilde, y con ojeras de madrugar y leer mucho (más tarde abandona la caza por la lectura) : "Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los <b>cincuenta años</b>: era de complexión recia, <b>seco de carnes</b>, <b>enjuto de rostro</b>, <b>gran madrugador</b> y amigo de la <b>caza</b>".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pero lo cierto es que casi todo lo que sabemos del caballero de la triste figura se deduce por sus alocadas acciones, relatadas en dos libros. Aun así, encontramos tímidas explicaciones en el capítulo II ("y descubriendo su <b>seco y polvoroso rostro</b>, con gentil talante y voz reposada") donde hasta un ventero también se percata de su esmirriado aspecto (“viendo aquella <b>figura contrahecha</b>, armada de armas tan desiguales”).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">También deducimos, por el capítulo XI, que don Alonso no se afeita con frecuencia ("soltó en esto el cuadrillero <b>la barba de don Quijote</b>"), y en el capítulo XV Sancho lo describe como el <b>Caballero de la Triste Figura</b> (y además con sorna): “le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura de poco acá que jamás he visto; y débelo de haber causado o ya el cansancio deste combate, o ya la <b>falta de las muelas y dientes</b>.”</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Con toda esta información juntada, voy a elaborar una pequeña pero completa descripción del Quijote,y añadiré la coletilla "foto realista" para que la IA no se ponga a buscar ilustraciones del siglo XVI-XVII. Y quedaría algo tal que así:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Hombre de 50 años, del siglo XVI, humilde, muy delgado y desfigurado, rostro muy flaco, con ojeras, con barba, un poco desdentado, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Lista la descripción, la copio y la pego en <a href="https://www.bing.com/create" target="_blank"><b>Bing Image Creator</b></a>. Y de todas las fotografías que nos muestra la IA, yo (llámame predecible) me decanto por esta:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFLTmg9l3FQIsd_FWitYYAXZERvrHSzmibsyilF0BEWt-qHKeqFDqRINaBJc4q9SKXqbHFiceo6v0VG6TOymhNOSeXaT4EcZmDhc8X-jIfaht_YCWZCD-KEl7MsidP6avBLJJwwlNJC-2uYhQGwM-qX3r-LMWj0VqJDLQNI4Zfud9YZo68jtekIxRZyKH2/s1024/_76bf057e-6479-42a8-bcb7-82e4de3105bd.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="don quijote con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFLTmg9l3FQIsd_FWitYYAXZERvrHSzmibsyilF0BEWt-qHKeqFDqRINaBJc4q9SKXqbHFiceo6v0VG6TOymhNOSeXaT4EcZmDhc8X-jIfaht_YCWZCD-KEl7MsidP6avBLJJwwlNJC-2uYhQGwM-qX3r-LMWj0VqJDLQNI4Zfud9YZo68jtekIxRZyKH2/w320-h320/_76bf057e-6479-42a8-bcb7-82e4de3105bd.jpg" title="don quijote con IA" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><h3 style="text-align: left;">Celestina</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Si hay alguna representación más estereotipada de La Celestina, es la de la típica vieja hechicera. Así la solemos imaginar, y quizás no vamos tan desencaminados... Por desgracia, Fernando de Rojas se pasó más tiempo describiendo a Melibea por medio de Calixto que a la astuta alcahueta que <b>más tarde </b>daría título al libro.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pese a todo, podemos encontrar los primeros detalles de su aspecto en las declaraciones de Sempronio en el primer acto: "Yo te lo diré. Días ha grandes que conosco en fin desta vezindad vna <b>vieja barbuda</b>, que se dize Celestina, <b>hechicera</b>, astuta, sagaz en quantas maldades ay". En este acto, la propia Celestina también se describe a sí misma: "que él es enfermo por acto e el poder ser sano es en mano desta <b>flaca </b>vieja".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Más adelante, en el tercer acto, Celestina hace referencia a sus prendas: "Aquí lleuo vn poco de hilado en esta mi <b>faltriquera</b>, con otros aparejos, que comigo siempre traygo", y en el cuarto acto Melibea alude a sus arrugas de una forma muy peculiar: "Assí goze de mí, no te conociera, sino por essa <b>señaleja </b>de la cara. Figúraseme que eras hermosa. Otra pareces, muy mudada estás. (...) No es tan poco tiempo dos años; e más que <b>la tiene arrugada</b>".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Además, en ese mismo acto, Celestina describe la vejez con una melancolía extraña, como apropiándose de lo que dice: "Dessean harto mal para sí, dessean harto trabajo. Dessean llegar allá, porque llegando viuen e el viuir es dulce e viuiendo enuejescen. Assí que el niño dessea ser moço e el moço viejo e el viejo, más; <b>avnque con dolor. Todo por viuir</b>. Porque como dizen, biua la gallina con su pepita. Pero ¿quién te podría contar señora, sus daños, sus inconvenientes, sus fatigas, sus cuydados, sus enfermedades, su frío, su calor, su descontentamiento, su renzilla, su pesadumbre, aquel arrugar de cara, aquel mudar de cabellos su primera e fresca color, aquel poco oyr, aquel debilitado ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de dientes, aquel carecer de fuerça, aquel flaco andar, aquel espacioso comer? Pues ¡<b>ay, ay, señora</b>!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar todos los otros trabajos, quando sobra la gana e falta la prouisión; ¡<b>que jamás sentí peor ahíto, que de hambre</b>!"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En el sexto acto, Celestina rememora sus sobrenombres, y de uno de ellos, y de las iniciales declaraciones de Sempronio, deducimos que tiene un vello facial sobresaliente: “llamándome hechizera, alcahueta, vieja falsa, <b>barbuda</b>, malhechora e otros muchos inominiosos nombres”. Más adelante, en el acto noveno descubrimos que le faltan algunos dientes (“e la vieja Celestina mascará de dentera con sus <b>botas enzías</b> las migajas de los manteles”) y en el duodécimo, por fin, la propia alcahueta revela su edad: "¿Qué es esto? ¿Qué quieren dezir tales amenazas en mi casa? ¿Con una oueja mansa tenés vosotros manos e braueza? ¿Con vna gallina atada? ¿Con una vieja <b>de sesenta años</b>?"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Con todo, le proporciono a Bing Image Creator la siguiente descripción:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Mujer de 60 años, del siglo XV, un poco velluda, rostro arrugado, tiene la boca hundida, es delgada y tiene apariencia de hechicera y pobre, lleva un delantal, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Y parece que la IA tampoco se libra de los estereotipos, así que cortina de humo y elijo esta:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU6eFgigqaFGmTOockSP7b5BzM4e8gmsNT7Wowi0fwhuJIjHbeZpZMj647AkivlH7gxWNIgY5dFr3DZ7gcu1uUrYoKdx2v6SSmDkDXQKUIuxhm9UdTscF6NrVjPOCR3CZGHXZpREYeNmX4XvJ_umachl8qA0NKXEjeFoH2X4_AwDAa0ZMQZ_vzJi84_8Jz/s1024/_fed2639b-1dc7-469f-bdeb-8dfd9e5f93a9.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Celestina con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU6eFgigqaFGmTOockSP7b5BzM4e8gmsNT7Wowi0fwhuJIjHbeZpZMj647AkivlH7gxWNIgY5dFr3DZ7gcu1uUrYoKdx2v6SSmDkDXQKUIuxhm9UdTscF6NrVjPOCR3CZGHXZpREYeNmX4XvJ_umachl8qA0NKXEjeFoH2X4_AwDAa0ZMQZ_vzJi84_8Jz/w320-h320/_fed2639b-1dc7-469f-bdeb-8dfd9e5f93a9.jpg" title="Celestina con IA" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div></div><h3 style="text-align: left;">Marianela</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Es una de mis novelas favoritas, y posiblemente el personaje más maltratado de Galdós. En este caso nos lo pone fácil, pues basta con ir al tercer capítulo, cuando el doctor se encuentra por primera vez con la Nela, y ahí encontraremos su estatura y algunos rasgos importantes: "Mirábale la muchacha con asombro, y sus <b>negros ojuelos</b> brillaron con un punto rojizo, como chispa, en el breve instante que duró la luz del fósforo. Era como una <b>niña</b>, pues <b>su estatura debía contarse entre las más pequeñas</b>, correspondiendo a su <b>talle delgadísimo </b>y a su <b>busto mezquinamente constituido</b>."</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Seguidamente se describe su apariencia física: "Era como una jovenzuela, pues sus ojos no tenían el mirar propio de la infancia, y su cara revelaba la madurez de un organismo en que ha entrado o debido entrar el juicio. A pesar de esta desconformidad, era admirablemente proporcionada, y su <b>pequeña cabeza</b> remataba con cierta gallardía el <b>miserable cuerpecillo</b>. Alguien decía que era una mujer mirada con vidrio de disminución; alguno que era una niña con ojos y expresión de adolescente."</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Además, en la misma página, también se nos revela su edad ("-Dicen que tengo <b>diez y seis años</b> -replicó la Nela, examinando a su vez al doctor") y hasta su indumentaria: "<b>Iba descalza</b>: sus pies, ágiles y pequeños (...) Vestía una <b>falda sencilla y no muy larga</b>, denotando en su rudimentario atavío, así como en la libertad de sus <b>cabellos sueltos y cortos, rizados </b>con nativa elegancia, cierta independencia más propia del salvaje que del <b>mendigo</b>."</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En cuanto a su rostro, Galdós lo describe con muchos detalles: "Este era delgado, muy <b>pecoso</b>, todo salpicado de menudas <b>manchitas </b>parduzcas. Tenía <b>pequeña la frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos</b>; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de <b>tristeza</b>. Su <b>cabello dorado-oscuro</b> había perdido el hermoso color nativo por la incuria y su continua exposición al aire, al sol y al polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y <b>siempre estaban sonriendo; pero aquella sonrisa era semejante a la imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo</b>. La boca de la Nela, estéticamente hablando, era <b>desabrida, fea</b>;"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Después de recopilar y ordenar los elementos, y obviando la época pero conservando la coletilla, me ha quedado una descripción así:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Chica adolescente de 16 años, indigente, estatura baja, muy delgada, pelo rubio oscuro, corto, suelto y rizado, rostro sucio, pecas en las mejillas, frente pequeña, ojos negros y brillantes, nariz picuda, boca pequeña y fea, viste una falda sucia y va descalza, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La IA estaba inspirada, se vino arriba y empezó a mostrarme un montón de fotografías, por eso reconozco que ha sido difícil seleccionar mi favorita porque, además, ha dado en el clavo con las manchas negras en la cara (trabaja en una mina):</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmGxlEy_VehUdfCCeRe0gUsJMvriYH-qHhVoOjla8iGxw5klK-FyRY6F3iEoWOQt1rTEVppDtip7foAbMt_7zfPgD9LwCKNJ5T_XKVErppQ-W0kqYgg2jrs84D9Jkn8HLFEgi7AX940jwslxwyqp8I5ROZRiKmC3QrUK6VdRmT3SkNaiEUtDvgq50XgRDL/s1024/NELA.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Marianela con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmGxlEy_VehUdfCCeRe0gUsJMvriYH-qHhVoOjla8iGxw5klK-FyRY6F3iEoWOQt1rTEVppDtip7foAbMt_7zfPgD9LwCKNJ5T_XKVErppQ-W0kqYgg2jrs84D9Jkn8HLFEgi7AX940jwslxwyqp8I5ROZRiKmC3QrUK6VdRmT3SkNaiEUtDvgq50XgRDL/w320-h320/NELA.jpg" title="Marianela con IA" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><h3 style="text-align: left;">Máximo Estrella</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Valle-Inclán no nos da muchas pistas del poeta ciego de Luces de Bohemia. Sabemos que es ciego, poeta y de origen sureño desde la primera acotación en la primera escena ("El hombre <b>ciego </b>es un <b>hiperbólico andaluz</b>, poeta de odas y madrigales") donde también se especifica que tiene barba de Santa Claus y cabellos de angelito viejo ("se incorpora con un gesto animoso, esparcida sobre el pecho la <b>hermosa barba con mechones de canas</b>. Su <b>cabeza rizada y ciega</b>, de un gran carácter clásico-arcaico, <b>recuerda los Hermes</b>"). También en esta escena descubrimos sus atavíos característicos: "¡Claudina, mi <b>palo </b>y mi <b>sombrero</b>!", pero no son los únicos, porque en la siguiente escena se nos indica que "El poeta saca el brazo por entre los pliegues de su <b>capa</b>".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En la tercera escena se nos repite su apariencia barbuda y, además, su afición a la bebida, por lo que deducimos que suele ir por la vida con un tono rosado en las mejillas: "Tosió cavernoso, con las <b>barbas</b> estremecidas, y en los ojos ciegos un vidriado triste, de <b>alcohol </b>y de fiebre". En la siguiente escena se reafirma su borrachismo ("MAX y DON LATINO, <b>borrachos lunáticos</b>, filósofos peripatéticos, bajo la línea luminosa de los faroles, caminan y tambalean"), y en la escena octava lo reconoce el mismo ciego ("Estás pensando que <b>soy un borracho</b>. ¡Afortunadamente!"). Además, en esta escena el ministro nos descubre su calvicie, o su sentido del humor, o las dos cosas: "¡No estás sin ninguna culpa! ¡Eres siempre el mismo <b>calvatrueno</b>! ¡Para ti no pasan los años! ¡Ay, cómo envidio <b>tu eterno buen humor</b>!"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Una aproximación a su edad la podemos adivinar en la escena decimocuarta, en la que Rubén Darío, cree que el marqués, un hombre bastante viejo (en esa misma escena el marqués asegura que "Los años no me permiten caminar más de prisa"), y Max son de la misma edad y lucharon en la misma revolución.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Juntadas todas las descripciones, confecciono un párrafo entendible para la IA, como algo así:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Hombre viejo, andaluz, de finales del siglo XIX, es ciego, lleva barba canosa, medio calvo, pelo rizado, mejillas coloradas, viste un sombrero y una capa del siglo XIX, lleva un palo de ciego, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Y la IA me responde con esto:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhOq4JSyym-PWdIiKBq3IM28CYtpkneDyBrlBaDlmbjE21KE0DJN2RmlRf0wQ4EvZxnKGy5NGLmVFO1nkMlFcq8dW2KmRJaVc6Vc7Tlf49Aj2Tktrei_-6UK0jwpE84Yq7u1Om9b69FqKdb4uW2ow94_un1itagXhjfq4eXuMWqtzZlljZG3oRy7Su-4ZI/s1024/_0901a9bf-5508-4bcd-aad0-2b074093eeba.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Max Estrella con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhOq4JSyym-PWdIiKBq3IM28CYtpkneDyBrlBaDlmbjE21KE0DJN2RmlRf0wQ4EvZxnKGy5NGLmVFO1nkMlFcq8dW2KmRJaVc6Vc7Tlf49Aj2Tktrei_-6UK0jwpE84Yq7u1Om9b69FqKdb4uW2ow94_un1itagXhjfq4eXuMWqtzZlljZG3oRy7Su-4ZI/w320-h320/_0901a9bf-5508-4bcd-aad0-2b074093eeba.jpg" title="Max Estrella con IA" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div></div><h3 style="text-align: left;">Santiago Nasar</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Ojalá Santiago Nasar le hubiera podido preguntar a ChatGPT cuándo lo iban a mata, pero entonces Gabo habría tenido que reconsiderar la historia de "Crónica de una muerte anunciada", y posiblemente nos habría obsequiado con otro dilatado y nostálgico "El general en su laberinto". Pensándolo mejor, las cosas sucedieron como tenían que suceder, ¿o no?</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Las descripciones de Santiago están contadas. En el primer capítulo, Márquez comienza con su indumentaria ("se puso un <b>pantalón y una camisa de lino blanco</b>") su edad ("había cumplido <b>21 años</b> la última semana de enero") y su físico ("y era <b>esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos rizados de su padre</b>"). Aquí también nos explica que "era alegre y pacífico", pero eso de poco le iba a servir.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">A lo largo del relato se puede deducir que Santiago era un hombre muy fuerte, pues desde muy joven comenzó a trabajar y a ser independiente (su padre le enseñó a manejar armas). Eso explica que le costase tanto morir (no os estoy haciendo spoiler, esto ya se dice en la primera línea) como se representa en el último capítulo: "<b>Tres veces herido de muerte</b>, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas contra la puerta de su madre, sin la menor resistencia, como si sólo quisiera ayudar a que acabaran de matarlo por partes iguales. «No volvió a gritar ——dijo Pedro Vicario al instructor—. Al contrario: <b>me pareció que se estaba riendo</b>.»"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Además, podemos afirmar que es un chico muy atlético y que siempre está moviéndose, por eso no es de extrañar que, viviendo además en la costa, estuviera sudado todo el tiempo. Eso también nos explica por qué se alude a su olor corporal en el cuarto capítulo ("<b>Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día</b>. Los hermanos Vicario lo sintieron en el calabozo donde los encerró el alcalde mientras se le ocurría qué hacer con ellos. «Por más que me restregaba con jabón y estropajo no podía quitarme el olor»") y en el último ("«Olía como él», me dijo."), aunque, claro, hay quien dirá que es por sus intestinos y la comilona de la noche anterior.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Con todo, voy a describirlo a Bing Image Creator de la siguiente manera:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Hombre joven de 21 años, tiene la piel pálida y los rasgos faciales árabes, el pelo rizado, cuerpo esbelto y sudoroso, gesto alegre, viste un pantalón de lino blanco y una camisa de lino blanca, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pues la IA me muestra algo parecido a Harry Styles:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhybvr-QgW1JYmUw2MtBcKa4LpoLUC-7LgMsTfVgFPaeW938wvE8H81y6QvnVCSxB-Dg-SAnKngb29-S-5Arrv3kQ4xsAID4K91zb8kqUMZAJyqXMQXnh2qYUNOk4XhIaD63LNDVGmt_9JsTT12LUtifi40cHHTSD_Bwnk6QX-3ZNO4lIJQ_YI6d6J3-RVR/s1024/_55dbed6c-145d-4b2c-a964-b205d419e3ab.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Santiago Nasar con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhybvr-QgW1JYmUw2MtBcKa4LpoLUC-7LgMsTfVgFPaeW938wvE8H81y6QvnVCSxB-Dg-SAnKngb29-S-5Arrv3kQ4xsAID4K91zb8kqUMZAJyqXMQXnh2qYUNOk4XhIaD63LNDVGmt_9JsTT12LUtifi40cHHTSD_Bwnk6QX-3ZNO4lIJQ_YI6d6J3-RVR/w320-h320/_55dbed6c-145d-4b2c-a964-b205d419e3ab.jpg" title="Santiago Nasar con IA" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><br /></div><h3 style="text-align: left;">Azarías</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Confieso que no sabía muy bien cómo enfocar este personaje. Sinceramente, yo me imaginaba una especie de Smeagol, pero más humano. Las descripciones que nos da Delibes tampoco ayudan mucho. En el libro primero se comienza aludiendo a su indumentaria ("el Azarías vagaba de un lado a otro, los <b>remendados pantalones de pana</b> por las corvas, la bragueta sin botones, rutando y con los pies <b>descalzos</b>"), y un poco más abajo se dice que "algunas amanecidas, el Azarías se despertaba flojo y como <b>desfibrado</b>", por lo que deducimos su lamentable estado físico. También sabemos que no tiene dientes ("le rascaba el entrecejo y le sonreía con las <b>encías deshuesadas</b>") aunque siempre está como masticando algo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En el tercer libro se confirma su miseria ("un <b>piojoso</b>, eso es lo que es, todo el tabuco lleno de mierda y, por si fuera poco, se orina las manos") y sus arrugas ("y el Azarías, sin decir palabra, mostró sus manos de un lado y de otro, con <b>la mugre acumulada en las arrugas</b>"), además de sus heridas ("aparecía el Azarías, el rostro y las manos cubiertas de <b>mataduras</b>") pero siembre con "con su <b>sonrisa babeante</b>, feliz".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En el sexto libro, al compararse con el señorito, se nos revela su edad aproximada, por lo que se deduce que es bastante mayor: "¿qué años te tienes tú, Azarías? y el Azarías, en lo alto, con el balancín en la mano izquierda, papaba el viento, <b>un año más que el señorito</b>".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Hechas la cuentas, me pongo a hilar un párrafo con todos los datos que tengo:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Hombre de mediana edad, mitad del siglo XX, con arrugas, desfibrado, desdentado y babeando, masticando algo, sucio y con heridas en el cuerpo, tiene las manos mojadas, aparenta felicidad, va descalzo y viste pantalones de pana hasta las rodillas, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Y al final la IA me preguntó si estaba pensando en una persona así:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv679-HzaX8rjnUzWU7qUZ9zSvyo3ZmMLeleGWF2Aaqw27OVx1DV4Bue11WuBJ8AglydOniVVEwJ9XL5dloy46YYyuunsKxMTze0bE22178QCCSX5hYkPmcHcWiJpYKNgKYdwE_EtV-eV21lvEQotFfeyrbn-ysIImHjptjsVMajJWwBXCmxxXgFpZU8Ee/s1024/_7e2ebb1f-a14b-44ee-bba5-77873469f38c.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Azarías con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv679-HzaX8rjnUzWU7qUZ9zSvyo3ZmMLeleGWF2Aaqw27OVx1DV4Bue11WuBJ8AglydOniVVEwJ9XL5dloy46YYyuunsKxMTze0bE22178QCCSX5hYkPmcHcWiJpYKNgKYdwE_EtV-eV21lvEQotFfeyrbn-ysIImHjptjsVMajJWwBXCmxxXgFpZU8Ee/w320-h320/_7e2ebb1f-a14b-44ee-bba5-77873469f38c.jpg" title="Azarías con IA" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div></div><h3 style="text-align: left;">Alba Trueba</h3><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Ojalá este artículo llegue a ojos de Isabel Allende, pues sólo ella nos podría confirmar si la imagen generada por IA de Alba Trueba, el último eslabón de la hacienda Las Tres Marías, se corresponde con lo que tenía en mente. Aquí he tenido que hacer malabares genéticos entre las familias del Valle y García (supongo que es mejor dejar a un lado la genética de los Trueba), no obstante, a juzgar por el resultado final, creo que me ha salido bien la jugada.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La primera referencia a la apariencia de Alba la encontramos cuando tan sólo es un churumbel. En el capítulo IX, Clara dice que "tendrá buen cutis, porque eso se hereda y a mi edad, no tengo arrugas y jamás me salió un grano", además de que el narrador resalta "sus <b>negros ojos</b> relucientes, con una sabia expresión de ancianidad desde la cuna". Blanca también reconoce que el padre es Pedro Tercero, y que por eso tiene sus ojos ("Los ojos son del padre —respondió Blanca distraídamente. —Pedro Tercero García, supongo —dijo Clara. —Ajá —asintió Blanca").</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En ese mismo capítulo también nos damos cuenta de su cabello verdoso, heredado de su tía abuela, color del que nunca pudo librarse pese a sus esfuerzos ("el único cuidado frívolo que le prodigaron fue peinarla con Bayrum para mitigar el <b>tono verde oscuro que tenía su pelo</b> al nacer"). Esteban, como narrador, nos lo recuerda en el capítulo seis ("una nieta bohemia y estrafalaria, con el <b>pelo verde</b> como Rosa") y en el trece ("aquella nieta de <b>verde </b>cabellera").</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En el décimo capítulo se habla de la ropa que le ha tocado vestir ("después que su abuelo enviudó y dejó de preocuparse por ella, Alba se vestía con lo que heredaba de algunas primas lejanas, que eran <b>más grandes o más pequeñas que ella</b>"), y en el siguiente capítulo se narra su adolescencia, reflejada en un espejo ("su piel, iluminada por las velas, tenía el <b>color irreal de las figuras de cera</b>"). Esa tez coincide con la descripción de "la piel aceitunada" de Blanca, su madre, en el quinto capítulo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Tenemos, por lo tanto, la tez de Blanca, los ojos de Pedro, y el pelo de Rosa, y con todo eso voy a elaborar una descripción para que la entienda Bing Image Creator:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Mujer chilena de 18 años, principios del siglo XX, de tez aceitunada, ojos negros y tristes, pelo verde oscuro, apariencia bohemia, lleva un vestido que le viene corto y pequeño, foto realista.</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Y la IA me vuelve a sorprender:</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhneO6aY5YvBSWOZdGqjlwET0Ia9-g0nze9y1qtrHlt8UpmDEoNuXz_2_Vwy4rw1c9Z-_BFC4ehWC56t57a37Akjoddp5tn2PBKy4KBA4XAJEfp-5sdscpExHMCs6PdiQFJ5KdavHCHPgeaeE3DUK7Zernhqsynn5NwmY9l0LsbGfR4Uk__AXXlG4JUOtJ4/s1024/_f199b590-8b02-4479-b8f8-1104c6eb7871.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Alba Trueba con IA" border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhneO6aY5YvBSWOZdGqjlwET0Ia9-g0nze9y1qtrHlt8UpmDEoNuXz_2_Vwy4rw1c9Z-_BFC4ehWC56t57a37Akjoddp5tn2PBKy4KBA4XAJEfp-5sdscpExHMCs6PdiQFJ5KdavHCHPgeaeE3DUK7Zernhqsynn5NwmY9l0LsbGfR4Uk__AXXlG4JUOtJ4/w320-h320/_f199b590-8b02-4479-b8f8-1104c6eb7871.jpg" title="Alba Trueba con IA" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Hasta aquí el artículo, ¿te han gustado los interpretaciones que ha hecho la IA? ¿Crees que son fieles a la intención de sus autores? Hay que tener en cuenta que el generador propone muchas imágenes entre las que podemos escoger. Yo he escogido estas, pero hay muchas más. Además, también podéis proponer la descripción de otros personajes. ¿No os gustaría saber por qué Dulcinea volvía loco a don Quijote? ¿Y Melibea a Calixto? De ellas sí que hay muchas descripciones en los libros.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Ahí lo dejo...</div><div style="text-align: left;"><br /></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-47609186760734737122023-04-23T08:00:00.008+01:002023-12-03T12:58:02.124+00:00Artículo: Sobre los libros viejos y los inútiles<span><a name='more'></a></span><div>Dicen que celebramos el <b>Día del Libro</b> en honor a la literatura, a los literatos y a un cúmulo de circunstancias que sostienen una débil pero hermosa casualidad. Como en la descripción de mi <i>blog </i>pone que también hablo de libros, pues vamos a hablar de libros.</div><br />En mi casa tengo una caja con casi doscientos libros. En realidad no es más que un viejo armario con un par de lejas mal niveladas. De aquí a unos años espero comprarme una buena estantería que me permita engrosar mi colección. Entonces me tomaría más en serio la gestión de mi querida caja. En palabras del bibliotecario Manuel Carrión (1987): “una biblioteca es una colección de libros debidamente ordenados para su uso”. <br /><br />Adquirir nuevos ejemplares es uno de mis pasatiempos preferidos. Rara vez compro un libro nuevo. Cuando encuentro un rato y algunos ahorros, vago de rastro en rastro y de kiosco en kiosco rescatando los libros viejos que ya nadie quiere.<br /><br />Soy bibliófilo, pero no como aquel romano que acumulaba libros en su casa para aparentar sabiduría. A mí me gusta perder el tiempo leyéndolos. He adquirido ediciones muy viejas, de esas con las hojas amarillentas y olor a ancianidad. En general, me gustan las cosas viejas. Las que duran décadas y, si puede ser, hasta un siglo. Esas cosas son las buenas, porque es indiscutible que hoy todo se fabrica para tirarlo a la basura a los dos días.<br /><br />Los libros quizás hayan sido los objetos más maltratados por la historia, después de los monumentos y los contenedores de basura. El polvo, el desgaste, la humedad y el curioso <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Lepisma_saccharina" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">pececillo de plata</span></a> suelen ser los principales “bibliocidas” de nuestro tiempo. Hubo tiempos en los que estaba mal visto tener en casa determinados manuscritos, e iban detrás de sus dueños con antorchas. Y tampoco hace falta remontarse al medievo.<br /><br />Hoy mismo se dan situaciones demasiado lamentables, cual quema de libros en el Berlín del 33. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando nos cuentan que durante el franquismo se expurgó <i>La Celestina</i> de todas las bibliotecas españolas, pero lo cierto es que en los últimos años algunas librerías y bibliotecas han retirado cuentos infantiles <a href="https://elpais.com/ccaa/2019/04/10/catalunya/1554930415_262671.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">por considerarlos “tóxicos”</span></a> y otros libros simplemente <a href="https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2021/10/18/616d2a07fdddff847a8b45cd.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">por haber sido escritos por hombres</span></a>. Ni siquiera los "malvados" que gestionaban las bibliotecas monásticas habrían sido capaces de tanto.<br /><br />La estupidez humana es inevitable, es algo contra lo que no se puede luchar. Sólo podemos dejar que la historia siga fluyendo con sus incomprensibles caprichos. Sin embargo, lo que no puedo tolerar es la fabricación indiscriminada de los libros de usar y tirar. Últimamente se está popularizando la absurda tendencia de fabricar libros desde cero con tan bajísima calidad que a la fuerza deben incorporar una fecha de caducidad. La cosa es para tirarse de los pelos.<br /><br />Cada año se desperdician toneladas de papel para imprimir libros innecesarios. Y no estoy hablando de los manuales de instrucciones de los teléfonos móviles, esos que nadie lee pero que, al fin y al cabo, tienen su utilidad. Hablo de cuando se utiliza la literatura como una mera herramienta de <i>marketing</i>. Por ejemplo, cuando un <i>youtuber </i>o un <i>influencer </i>saca su libro en papel de primera calidad, con tapa dura y efecto mate. Y muchas veces no lo hacen para contar su vida, que ya me parece demasiado. Se trata de una tediosa recopilación de frases motivadoras del nivel “<i>carpe diem</i>” o “sé tu propio jefe” en letra Comic Sans 26, en un intento por aparentar una formación intelectual que ni ellos mismos se creen. Yo ya me he leído un par; totalmente infumables. Antes de empezar otro, prefiero leerme las instrucciones del teléfono.<div><blockquote><i>“</i><i>Debe ser inmortal la memoria de aquellos padres que se deleitaban solamente con el tesoro de la sabiduría.</i><span face="arial, sans-serif" style="background-color: white; color: #4d5156;">”</span><div><b>Ricardo de Bury (<i>Filobiblon</i>, cap. 5)</b></div></blockquote></div>¿Y por qué esto me molesta tanto? Pues porque es aterradora la facilidad con la que el hombre derrite los bosques para que un <i>youtuber </i>pueda tener su libro en formato físico. Se necesita un árbol para producir una tirada de cien libros que contengan aproximadamente cien páginas. Para un autor que quiere iniciarse en el mundillo, eso equivale a la tarifa más baja de una editorial; <a href="https://editorialcirculorojo.com/tarifas-publicar-un-libro/" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">alrededor de 600€</span></a>. Y muchos estarán de acuerdo conmigo en que esa cantidad es calderilla para cualquier <i>youtuber </i>famoso<i>. </i>Sin embargo, lo que la gente no sabe es que un eucalipto blanco puede alcanzar hasta los cincuenta metros de altura, y en poco más de una década ya está listo para ser talado. Pero, sin la ayuda de una motosierra, llegará a vivir hasta 250 años. Y aquí es donde se ve el precio de ese irónico “c<i>arpe diem</i>”: toda una vida guadañada para servir de alimento al ego de un descerebrado. <br /><br />Y es que, aunque leer libros en papel <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/actualidad/2022/02/220223-barometro-habitos-lectura.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">no está pasado de moda</span></a> y la celulosa del eucalipto puede ser reciclada varias veces, hoy en día contamos con alternativas más baratas y respetuosas con el medio ambiente para publicar nuestros libros: una plataforma en línea, un audiolibro o un maldito archivo de Word. Pero eso parece que los <i>youtubers</i>, <i>influencers</i>, <i>tiktokers </i>y demás calaña de la red no lo saben. Como muchas otras cosas. Y publican miles de libros. En papel.<br />Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-22272125211404950262023-04-18T16:45:00.007+01:002023-12-03T12:51:23.751+00:00Artículo: El aprendizaje de la lengua materna<span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">Son muchos los estudios que se han realizado en torno a los <b>procesos de adquisición y aprendizaje de la lengua materna</b> desde el nacimiento. Desde mi punto de vista, este estudio sería imposible sin tener en cuenta la experiencia del individuo en el entorno sociolingüístico, razón suficiente por la que se hace necesario partir de la base solida que proporciona la <b>hipótesis innatista</b>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Antes de adentrarnos en la dimensión neurológica encargada del procesamiento de la lengua materna, que trataré más adelante <b>en otro artículo</b>, es importante explicar cómo una persona es capaz de adquirir la esencia de una lengua desde el nacimiento y sin ninguna referencia lingüística en la que apoyarse.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Según el artículo de Cristina Novoa (2011), “como adquisición del lenguaje se entiende el proceso mediante el cual el niño desarrolla la lengua a la que está expuesto en su entorno”. Esta lengua es el <b>maternés o lengua materna</b>, y las fases de su aprendizaje inicial se centran primero en comprender y después en hablar (Martín, 2009).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Para responder a este aspecto, partimos de que la rápida adquisición de una lengua materna se debe a una “facultad lingüística innata en nuestro cerebro” (Muñoz-Basols, 2017). Esta hipótesis es la más aceptada entre los lingüistas, incluso entre los cognitivos, que encuentran argumentos a favor de esta idea como la <b>universalidad</b> y <b>composicionalidad</b> del lenguaje (Akmajian, 1984), la <b>pobreza de estímulos</b> (Bernárdez, 2004), el fenómeno de las <b>lenguas criollas</b>, las<b> etapas de adquisición de la lengua</b> y la <b>hipótesis del periodo crítico</b> (Hualdep, 2009).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">De Saussure (1945) afirma que “la lengua materna no llega a depositarse en nuestro cerebro más que al cabo de innumerables experiencias”. Es a través de esta experiencia lingüística en un entorno social determinado y motivado por las necesidades (Cuesta, 2000) como se desarrolla la lengua materna.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Percibir los estímulos a través de la experiencia sonora y visual implica un gran peso a la hora de categorizar los signos lingüísticos. Estas categorizaciones no son naturales, sino que el ser humano las ha construido en base a su visión del mundo (Cuesta, 2000). Existe, por lo tanto, una profunda relación entre la percepción, el pensamiento y el lenguaje, por lo que se puede afirmar con total libertad que todos los <b>hablantes de español</b> han tenido en su infancia una experiencia idéntica de aprendizaje por repetición que ha servido para asociar sonidos con su correspondiente significado.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">A cambio de este acto de memorización, los hablantes de una determinada comunidad lingüística reciben un enorme beneficio: la capacidad para transmitir un concepto casi instantáneamente de una mente a otra (Pinker, 1994). La relación entre un significante y un significado (una imagen y una palabra) es necesariamente <b>inmotivada</b>: ambos son de naturaleza diferente y es impensable que una serie gráfica o sonora se parezca a un sentido. De nuevo se demuestra que su asociación se debe a una reacción social ante el estímulo sonoro y el visual (Ducrot, 1983).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Este <b>innatismo </b>alrededor de la lengua materna se debe no solo a causas naturales, sino a que todo lenguaje humano está estructurado en reglas universales. Estos principios se refuerzan en la experiencia en el entorno lingüístico en el que crece el niño, en la herencia y la cultura (Hualde, 2009). El lenguaje supone, además, un tipo especial de conocimiento: hablar la propia lengua materna implica haber interiorizado de manera inconsciente un determinado conjunto de pautas y de principios (Escandell, 2011). Esta apreciación no se basa en la memoria o la experiencia, sino en un sistema de reglas generales interiorizadas durante el aprendizaje de la lengua (Ducrot, 1983).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b><span style="font-size: medium;">Etapas en la adquisición de la lengua</span></b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En cuanto a las diferentes etapas del proceso de adquisición de nuestra primera lengua, Escandell (2011) establece una serie de factores::</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span> </span>a) La adquisición de la lengua materna se realiza de forma rápida y espontánea, sin instrucción explícita y se lleva a cabo de manera inconsciente.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span> </span>b) Este proceso es universal.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span> </span>c) Muestra una estabilidad de conocimiento. Una vez que hemos adquirido el lenguaje, este no se olvida.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span> </span>d) A pesar de ser un proceso natural y universal, los niños deben estar expuestos a una lengua determinada. Se hace necesaria, por tanto, cierta estimulación lingüística.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span> </span>e) Además, los niños muestran variabilidad interindividual e intraindividual.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Dependiendo de estas circunstancias, el ser humano adquiere su lengua nativa a lo largo de diferentes etapas. Los recién nacidos, dado el escaso desarrollo de su <b>aparato fonador</b>, comienzan su sistema lingüístico imitando unidades fonéticas con balbuceos; especialmente fonemas oclusivos y sordos. Muñoz Basols asegura que “estas secuencias de sonidos se convierten en palabras cuando los niños reciben refuerzo positivo al pronunciarlas”, si bien en experimentos con chimpancés se ha probado que la adquisición de la lengua materna <b>es un proceso espontáneo</b>, natural como el de la visión y la locomoción, y no sigue una conducta estimulo-respuesta condicionada con refuerzo positivo (Akmajian, 1984). Del mismo modo, también se pone en duda que los recién nacidos adquieran la lengua materna por imitación, debido a que no se puede explicar cómo los niños desde los tres años cometen analogías y otras sobreirregularidades cuando forman sus primeras palabras (Hualde, 2009), por ejemplo: “andé” en lugar de “caminé” y "ponido" en vez de "puesto" </div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">A los pocos meses de vida, se comienzan a percibir los sonidos del entorno y a reaccionar ante ellos con distintas entonaciones hasta formar sílabas y palabras. Primero aparecen los sustantivos, y más tarde los verbos y los adjetivos. A partir del año de edad, aumenta la riqueza léxica de la lengua así como la complejidad en la estructura gramatical de las oraciones. “El niño que comienza a hablar construye de forma simultánea su gramática y su estructura semántico-pragmática: los significados se asientan a medida que se estabilizan las cadenas fónicas asociadas a ellos” (Escandell, 2009). Es en este periodo, especialmente en situaciones de exposición a una sola lengua, cuando se comienza a perder la capacidad de distinguir las particularidades fonéticas de otras lenguas (Altares, 2014).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Referencias:</b></div><div><div style="text-align: left;"><ul style="text-align: left;"><li>• Akmajian, Adrian (1984): Lingüística: una introducción al lenguaje y la comunicación, Madrid, Alianza Editorial.</li><li>• Altares, Sonia (2014): Adquisición del lenguaje, Madrid, Editorial Síntesis, S. A.</li><li>• Bernárdez, Enrique (2004): ¿Qué son las lenguas?, Madrid, Alianza.</li><li>• Cuesta, Ubaldo (2000): Psicología social de la comunicación, Madrid, Ediciones Cátedra.</li><li>• De Saussure, Ferdinand (1945): Curso de lingüística general, Buenos Aires, Editorial Losada S.A.</li><li>• Ducrot, Oswald y Tzvetan Todorov (1983): Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Madrid, SIGLO XXI.</li><li>• Escandell Vidal, Victoria (2009): Claves del lenguaje humano, Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces.</li><li>• Escandell Vidal, Victoria (2011): Invitación a la lingüística, Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces.</li><li>• Hualde, José Ignacio (2009): Introducción a la lingüística hispánica, Cambridge, Cambridge University Press.</li><li>• Martín Vegas, Rosa (2009): Manual de didáctica de la lengua y la literatura, Madrid, Editorial Síntesis.</li><li>• Muñoz-Basols, Javier (2017): Introducción a la lingüística hispánica actual: teoría y práctica, Oxon, Routledge.</li><li>• Novoa Presas, Cristina (2011): «Adquisición de la lengua materna como base de enseñanza y aprendizaje de segundas y sucesivas plurilingüismo y aculturación», Papeles Salmantinos de Educación, Núm. 15, Facultad de CC. de la Educación, Universidad Pontificia de Salamanca.</li><li>• Pinker, Steven (1994): El instinto del lenguaje, Madrid, Alianza Editorial.</li></ul></div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-86482818865201555752023-04-14T20:00:00.057+01:002023-12-03T12:59:42.227+00:00Noticia: Finalista en el II Concurso La Pezuña de Plata<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><a name='more'></a></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6hNr9X7klQ6E6s0vccADiYIhQX0jLjBnbsRXxJDqy7ydRbO7-0QzCf5HStNVkglwKGDm1LGKCOFfTEnkuEDVWkRZVugBWJC6PAE7LvAgBqWNqpfm-RATnmSOq6l9r7OG43EVsRn-W5ORSxxTxYrGN-Yh5extrkBJZ0k8PGqlhsOgxVdTL6B_p8eAUvA/s350/gala-la-pezuna-de-plata-concurso-de-relatos-premios.png" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="pezuña de plata" border="0" data-original-height="350" data-original-width="240" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6hNr9X7klQ6E6s0vccADiYIhQX0jLjBnbsRXxJDqy7ydRbO7-0QzCf5HStNVkglwKGDm1LGKCOFfTEnkuEDVWkRZVugBWJC6PAE7LvAgBqWNqpfm-RATnmSOq6l9r7OG43EVsRn-W5ORSxxTxYrGN-Yh5extrkBJZ0k8PGqlhsOgxVdTL6B_p8eAUvA/w137-h200/gala-la-pezuna-de-plata-concurso-de-relatos-premios.png" title="pezuña de plata" width="137" /><br /></a></div>El peculiar concurso <b>La Pezuña de Plata</b> que organiza la Biblioteca Municipal de Leganés se celebra por segundo año consecutivo, con la novedad de que esta vez he quedado finalista y me han publicado mi relato en libro imprimido. Por otro lado, me entristece decir que misteriosamente no he obtenido ningún galardón, pese a que la organización del evento me instaban a acudir a la ceremonia para "recoger tu merecido premio". No obstante, debo dar mi enhorabuena a mi amigo Edu, pues él sí que ha tenido la suerte de ser obsequiado con la piña de plata. La gala de entrega de premios se puede ver <a href="https://www.youtube.com/watch?v=gQY-XBkB_nU"><span style="color: #2b00fe;">aquí</span></a>.</div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-82511959843026843192023-03-06T13:29:00.006+00:002023-12-03T13:00:28.202+00:00Noticia: Ganador en el III Certamen de cartas "De Mar a Mar"<span><a name='more'></a></span><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKLdiuhioHoM9GYdBqFZnYPJ2FdWs5qIZO_b6lKy8AAeseMs6feGwsm451ghanylrVblPHUSlA6oIsC-SXgZSX-dBSZaeOMG3AXkwU-BLP_FlYPOKVbgKWARVxk-RiCheOSQaHjlM-m11QLREbtI5WKpycowyblPfzSn2VC4fVTALsJilQzM1OSsw6mw/s347/FB_IMG_1671749107546.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: left;"><img alt="DE MAR A MAR" border="0" data-original-height="347" data-original-width="245" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKLdiuhioHoM9GYdBqFZnYPJ2FdWs5qIZO_b6lKy8AAeseMs6feGwsm451ghanylrVblPHUSlA6oIsC-SXgZSX-dBSZaeOMG3AXkwU-BLP_FlYPOKVbgKWARVxk-RiCheOSQaHjlM-m11QLREbtI5WKpycowyblPfzSn2VC4fVTALsJilQzM1OSsw6mw/w141-h200/FB_IMG_1671749107546.jpg" title="DE MAR A MAR" width="141" /><br /></a></div></div><div style="text-align: left;">Empezamos la semana con buenas noticias. Me complace anunciar que he obtenido el primer premio en la <b>III Edición del Certamen Cartas de Amor de Mar a Mar</b>. El fallo tuvo lugar el pasado sábado en el Rincón de la Poesía del Parque Genovés de Cádiz. La carta que presenté se puede leer <a href="https://demaramar-historiadedos.blogspot.com/2023/03/fallo-del-jurado-de-la-iii-edicion-del.html?spref=fb&fbclid=IwAR2xBr3RPirdf8XKcW389RVQIzDidgJelKuPLsrqJ74NEtPXRI7PmrEJV4E" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">aquí</span></a>, y el vídeo del fallo es accesible en la página <a href="https://m.facebook.com/events/577492901071735?view=permalink&id=578010231020002" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">De Mar a Mar</span></a>. Está claro que hoy no es un lunes cualquiera. ¡Mi enhorabuena a todos los finalistas!</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-75783915877142785132023-02-19T18:05:00.008+00:002023-04-18T16:46:33.208+01:00Reseña: El sueño de Rodrigo | Manuel Mancilla<div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><span><a name='more'></a></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEA9WxQHOoaRgeh5anjA963FDwtNdOlAqL_muQuNE6lJfBSGIyJOgWi6yiTy8HJYj7KkHNqgBc80AABxY9FVQPOtfXWdLtQtIRc0gnxlrmY4E3v-9e2kn7zQHYsXLBuHEoRYSZIENW7T4S70lh4F12LvewCELHUiWlS9cTTTGoYg3n0n7XrEs3dENOxQ/s200/content.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="El sueño de Rodrigo | Manuel Mancilla" border="0" data-original-height="200" data-original-width="128" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEA9WxQHOoaRgeh5anjA963FDwtNdOlAqL_muQuNE6lJfBSGIyJOgWi6yiTy8HJYj7KkHNqgBc80AABxY9FVQPOtfXWdLtQtIRc0gnxlrmY4E3v-9e2kn7zQHYsXLBuHEoRYSZIENW7T4S70lh4F12LvewCELHUiWlS9cTTTGoYg3n0n7XrEs3dENOxQ/w128-h200/content.jpg" title="El sueño de Rodrigo | Manuel Mancilla" width="128" /><br /></a></div>Muchas veces, el raciocinio humano nos impide digerir la verdadera esencia de una obra surrealista. Las personas nos hemos acostumbrado a huir de los sucesos a los que no podemos encontrarles una explicación coherente. Con la literatura surrealista suele pasar algo parecido, aunque no es exactamente así cuando nos encontramos ante una obra tan insustancial y llamativa como es <i>El sueño de Rodrigo</i> de Manuel Mancilla.<br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En esta pequeño relato se esconde una narración que provoca incomodidad a la vez que fascinación de una manera tan simplona y tan poco elaborada que casi parece intencionado. Rodrigo, personaje principal del relato, se puede describir como un hombrecito de ambiciones extrañas; un día se levanta deseando ser una estrella. Esta aparente dilogía quedará embadurnada de un entrañable e inocente espíritu <i>estrelero </i>y la lección moral de unos dioses galácticos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">De lenguaje sencillo, escaso y muy poco cuidado, la historia fantástica que nos ofrece Mancilla contiene un poco de eso, de lo que suele beber el surrealismo, hasta el punto de sacarnos una misteriosa y absurda sonrisa tras cada capítulo.</div><div style="text-align: left;"><i><br /></i></div><div style="text-align: left;"><i>El sueño de Rodrigo</i> de Manuel Mancilla es, sin duda, unos de los pocos relatos que han logrado mecer esa pequeña pretensión de mi alma, tan susceptible a encontrar una aclaración a todo, correcciones automáticas que suelen abundar en los ojos de un lector clásico.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-91176705103212897382023-02-03T13:41:00.004+00:002023-12-03T13:00:50.057+00:00Artículo: El monólogo interior en La Celestina<span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">La Celestina es una obra de teatro castellano aparecida en el otoño de la Edad Media. Por esta razón, muchos autores la sitúan a caballo entre la literatura medieval castellana y la renacentista. Aunque Juan de la Encina es considerado el padre del teatro castellano, es precisamente La Celestina de Fernando de Rojas la obra culminante de este género en este periodo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Inicialmente titulada "Comedia de Calisto y Melibea", se trata de una comedia humanística destinada a ser leída y no representada (Pérez, 2013). Está escrita en prosa y se divide en varios actos en los que se desarrolla un romance con final trágico. En sus diálogos abundan los dichos y refranes, y en el lenguaje empleado por los personajes encontramos el habla culta de la nobleza y la vulgar del pueblo. Aunque es esencialmente de temática amorosa, en la obra también se abordan temas sensibles de una sociedad medieval en plena decadencia como el papel de la mujer, la lealtad al señorío y los valores del linaje.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pero ahora no quiero hablar de la importancia de <b>La Celestina</b> en la historia de la literatura española, pues bien daría para más de un artículo y en este solo podría limitarme a contextualizar. En su lugar, me gustaría trasladar la atención de mis lectores sobre una técnica narrativa interesante, a la vez que peculiar para la época, que he encontrado en el cuarto acto de la obra: <b>el monólogo interior</b>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">El monólogo interior es una técnica muy empleada en la literatura modernista inglesa de principios del siglo XX. Sin embargo, encontramos algunos antecedentes en la literatura decimonónica francesa. La primera aparición del monólogo interior data de 1887, en <i>Les Lauriers sont coupés</i> de Édourd Dujardin. Este crítico elaborará en 1931 un ensayo señalando el uso de "su técnica" en <i>El Cuarto Poder</i> (1888) de Armando Palacio Valdés, en realidad, una frase escrita accidentalmente en presente en medio de un relato en pasado (Klosińska-Nachin, 2001). Más tarde, el uso del monólogo interior será rescatado y desarrollado de la mano de James Joyce en su obra <i>Ulysses</i> (1922) y Virginia Woolf en <i>Al faro</i> (1927).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Sabiendo esto, me parece interesante resaltar la posibilidad de que esta técnica ya fuera utilizada muchos siglos antes del modernismo literario, quizás de manera inconsciente, en la literatura castellana del siglo XV. Si bien el <i>stream of consciousness </i>(torrente de pensamientos) no era precisamente un rasgo compositivo en la literatura medieval ni en la renacentista, el fragmento que presento a continuación de La Celestina (1499) muestra algunas evidencias de que, de alguna forma, no se trata de una mera aparición casual. Con este pequeño análisis pretendo, pues, demostrar que el uso de la técnica del torrente de pensamientos tiene un inicio más temprano de lo que se pensaba hasta ahora.</div><div style="text-align: center;"><i><blockquote style="text-align: justify;">(...) Ir quiero. Que mayor es la vergüenza de quedar por cobarde que la pena cumpliendo como osada lo que prometí, pues jamás al esfuerzo desayudó la fortuna. Ya veo su puerta. En mayores afrentas me he visto. ¡Esfuerza, esfuerza, Celestina! ¡No desmayes! Que nunca faltan rogadores para mitigar las penas. Todos los agüeros se aderezan favorables o yo no sé nada de esta arte. Cuatro hombres que he topado, a los tres llaman Juanes y los dos son cornudos. La primera palabra que oí por la calle fue de achaque de amores. Nunca he tropezado como otras veces. Las piedras parece que se apartan y me hacen lugar que pase. Ni me estorban las haldas ni siento cansancio en andar. Todos me saludan. Ni perro me ha ladrado ni ave negra he visto, tordo ni cuervo ni otras nocturnas. Y lo mejor de todo es que veo a Lucrecia a la puerta de Melibea. Prima es de Elicia. No me será contraria.(...)</blockquote></i></div><div style="text-align: left;">Este fragmento proviene de la intervención de Celestina al comienzo del cuarto acto. Si se lee desde el principio, a simple vista parece un soliloquio, una reflexión del personaje sin un interlocutor concreto. Sin embargo, conforme avanzamos en el monólogo y llegamos al fragmento citado, se pueden percibir determinadas expresiones que no encajarían en un monólogo dramático, sino más bien en el mencionado <b>torrente de pensamientos</b>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Antes que nada, es necesario señalar que la acción se desarrolla <b>en una calle</b> y que La Celestina se encuentra <b>caminando sola</b>, sin nadie más a su alrededor. Con respecto a eso, el autor realiza la siguiente aclaración:</div><div style="text-align: left;"><i></i><blockquote style="text-align: justify;"><i>"Celestina, andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la puerta de Pleberio, donde halló a Lucrecia, criada de Pleberio. (...)"</i></blockquote></div><div style="text-align: left;">Es significativo el hecho de que el lugar por donde anda y habla Celestina es un camino. Efecticamente, <b>la calle</b> es el principal espacio donde se reproducen los primeros monólogos interiores de la literatura (Klosińska-Nachin, 2001). Aunque esto pueda parecer una simple casualidad, nos encontramos con que en <i>Les Lauriers sont coupes</i> y en algunos textos joycianos el protagonista también cavila mientras está caminando por una calle. </div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Desde mi punto de vista, no es una casualidad la elección de la calle como canal por el que fluyen las propias cavilaciones. Una calle es un espacio donde coinciden elementos de distintos niveles: gente, coches, animales, árboles, edificios, olores, colores, sensaciones... Todos estos elementos se presentan efímeros, <b>fluyendo en un mismo espacio</b>, en una dirección o en otra, a veces <b>de manera imprevisible y anárquica</b>. Dujardin (1931) sostiene que el monólogo interior pretende "evocar el flujo ininterrumpido de pensamientos que atraviesan el alma del personaje a medida que surgen y en el orden que surgen". Es innegable que la calle, no importa de qué época, simboliza todo eso que nos pretende sugerir un monólogo interior: <b>un flujo de pensamientos instantáneo y caótico</b>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Cuando el autor afirma que Celestina "habla consigo misma" quiere decir que el texto hace referencia a un monólogo que, en este caso, está escrito de manera directa en primera persona (y en segunda en contadas ocasiones). Para determinar que este fragmento encaja con los rasgos del monólogo interior, aplicaré algunas de las características principales que, de acuerdo con Vanessa Palomo (2010), deberían observarse en cualquier manifestación del <i>stream of consciousness.</i></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En primer lugar, nos encontramos con que el discurso <b>no va dirigido a alguien en concreto</b>. Celestina va reflexionando sobre la efectividad de su trabajo de camino a casa de Pleberio. La alcahueta duda de su capacidad para convencer a una noble como Melibea para que sucumba al amor de Calixto. Sabe perfectamente que el fracaso la pondría en un gran aprieto, y tiene miedo de eso, pero prefiere intentarlo a "<i>la vergüenza de quedar por cobarde</i>", hasta que poco a poco va recuperando la confianza en sí misma ("<i>las piedras parece que se apartan</i>"). Esta confesión que hace sobre <b>un sentimiento tan oculto</b> como es el miedo coincide con el esquema que plantea Dujardin: "el monólogo interior es el discurso sin oyente y no pronunciado, mediante el cual un personaje expresa su pensamiento más íntimo, el más cercano posible del inconsciente".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La mayor parte del discurso está emitido en primera persona y con un alto índice de <b>autorreferencialidad </b>("<i>yo no sé nada</i>"), sin embargo, se observan algunas <b>modulaciones en segunda persona</b> que refuerzan la idea de que el personaje se dirige a su <i>alter ego</i>: "<i>¡Esfuerza, esfuerza, Celestina! ¡No desmayes!</i>". También encontramos algunos verbos en pasado que intercalan <b>recuerdos en medio de un relato en presente</b>: "<span style="font-style: italic; text-align: justify;">Ya veo su puerta. En mayores afrentas me he visto"</span><span style="text-align: justify;"> y </span>"...l<span style="font-style: italic; text-align: justify;">os dos son cornudos. La primera palabra que oí por la calle...". </span><span style="text-align: justify;">Estas consecución de oraciones representa los pensamientos del personaje, pensamientos que se persiguen unos a otros <b>sin establecer una conexión clara</b> para el lector u oyente. En este sentido, también encontramos algunas frases escuetas, inconexas e inacabadas que refuerzan la idea de pensamiento ("<i>ir quiero</i>", "<i>todos me saludan</i>" y "<i>prima es de Elicia</i>")</span></div><div style="text-align: left;"><div><br /></div><div>En cuanto a <b>deícticos</b>, se observa un uso de pronombres personales ("<i>yo no sé nada</i>") y de posesivos ("<i>su puerta</i>"), algunas marcas temporales ("<i>nunca he tropezado</i>") y referencias a lugares ("<i>oí por la calle</i>", "<i>ya veo su puerta</i>" y "<i>la puerta de Melibea</i>"). Con respecto al <b>léxico</b>, destaca la relevancia de los sentidos por medio de estímulos visuales ("<i>ya veo su puerta</i>", "<i>ni ave negra he visto</i>", "<i>veo a Lucrecia</i>"), sonidos ("<i>la primera palabra que oí</i>", "<i>ni perro me ha ladrado</i>"), sensaciones ("<i>ni siento cansancio</i>"), así como una gran cantidad de adjetivos que aportan <b>subjetividad al discurso</b> ("<i>como osada</i>", "<i>los agüeros se aderezan favorables</i>", "<i>los dos son cornudos</i>", "<i>ave negra</i>", "<i>lo mejor de tod</i>o"). Asimismo, destaca el lenguaje empleado por Celestina, acorde al <b>idiolecto </b>de quien regenta un burdel, por ejemplo, cuando se refiere a los dos hombres como "cornudos".</div><div><br /></div></div><div style="text-align: left;">En conclusión, todos estos rasgos extraídos de este breve análisis son, a mi criterio, algunas tímidas razones por las que respaldar la idea de que el uso del monólogo interior tuvo que ser muy anterior a la literatura decimonónica y, por lo tanto, que su origen podría haber tenido un antecedente más primario en la literatura castellana de la Baja Edad Media.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Referencias:</b></div><div style="text-align: left;"><ul style="text-align: left;"><li>• Alborg, Juan Luis (1970) <i>Historia de la literatura española, Edad Media y Renacimiento.</i> Editorial Gredos S.A., Madrid.</li><li>• Deyermond, Alan (1999) <i>Historia de la literatura española.</i> Editorial Ariel S. A., Barcelona. </li><li>• Klosińska-Nachin, Agnieszka (2001) <i>El monologo interior en la novela española</i>. Wydawnictwo Uniwersytetu Łódzkiego, Łódź (Polonia).</li><li>• Palomo, Vanessa (2010) <i>El monólogo interior de dos fragmentos modernistas</i>. Revista d'estudis comparatius: art, literatura, pensament, ISSN-e 2013-7761, Núm. 2.</li><li>• Pérez, M. Ángel (2013) <i>Literatura española medieval (el siglo XV)</i>. Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid.</li><li>• Tacca, Oscar (1973) <i>Las voces de la novela</i>. Editorial Gredos S.A. Biblioteca Románica Hispánica, Madrid.</li></ul></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-37616546034165311912023-01-07T15:46:00.010+00:002024-01-15T17:38:26.507+00:00Reseña: El pacto / Río Abajo | Paula Ithurbide<div><span><a name='more'></a></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjjccTKWk0yZuJndEvFlEMjuOlwV2_K6OfRrMBiztoxKEM3k5RCxbZfVWjBWF5nTsFlmSRRDTt1zlmHDY0oSUZUC89kTghkk9BkkyK7cZ9vhIALL3w8Mf7H4VHh5M1FVz4tPsWvRVoJSluy8NrKCPXvwIBKC2nitv4cqwcZTliHO7mULS1qr2epAmBXw/s345/tvGODwAAQBAJ.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: left;"><img alt="El pacto / Río Abajo | Paula Ithurbide" border="0" data-original-height="345" data-original-width="234" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjjccTKWk0yZuJndEvFlEMjuOlwV2_K6OfRrMBiztoxKEM3k5RCxbZfVWjBWF5nTsFlmSRRDTt1zlmHDY0oSUZUC89kTghkk9BkkyK7cZ9vhIALL3w8Mf7H4VHh5M1FVz4tPsWvRVoJSluy8NrKCPXvwIBKC2nitv4cqwcZTliHO7mULS1qr2epAmBXw/w136-h200/tvGODwAAQBAJ.jpg" title="El pacto / Río Abajo | Paula Ithurbide" width="136" /><br /></a></div><div style="text-align: left;">En ocasiones resulta difícil exteriorizar los pensamientos más íntimos. Las fortuitas experiencias de la vida, las reflexiones sobre lo que nos ocurre, lo que nos hace dudar o acertar en una elección... Todo puede servir de combustible para una buena historia. Sobre esto se desenvuelve Paula Ithurbide en <i>El pacto / Río Abajo</i>, una colección de vivencias convertidas en relatos, algunos de ellos condecorados.</div></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La autora nos sumerge, a través de un amargo hilo de ironías y minuciosas descripciones, en lo más profundo y personal de su alma. Las historias que se recogen en el libro rozan un realismo mágico, casi absurdo, del que el lector no querrá salir. </div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Tampoco se quedan al margen reflexiones y pensamientos sobre la moderna sociedad en la que vivimos, siempre dejando entrever una una herida pendiente de enjuagar. En ese sentido, Paula arroja un despechado dardo, una crítica a la lección más cínica de nuestro tiempo con el afán de que pueda servir como escarmiento a la futilidad terriblemente afincada en nuestras metas.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Con todo, <i>El pacto / Río Abajo</i> de Paula Ithurbide resultará una lectura amena en todos los sentidos, una agridulce medicina con la que el lector también pueda juntar esos trozos en los que se divide un alma incómoda.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-2892439800530636932022-12-23T11:00:00.015+00:002023-12-03T13:02:47.806+00:00Artículo: Cómo encontrar la inspiración<span><a name='more'></a></span><div style="text-align: right;"><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">Es la eterna pregunta que cualquier persona se ha hecho alguna vez. Desde la mitología celta que inspiró las leyendas artúricas hasta los <i>pins </i>de <i>Pinterest </i>que te dan ideas para decorar la casa. Absolutamente siempre se ha buscado algo que nos motivase a hacer alguna cosa.</div></span></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Tchaikovsky se inspiraba paseando por los alrededores de su casa de veraneo en Klin. Frida Kahlo revolvía entre sus peores vivencias para ser más productiva. De Dalí se dicen cosas más turbias, por ejemplo, que canalizaba las energías cósmicas a través de las vibraciones de las moscas que se posaban en sus bigotes previamente embadurnados con miel. En cualquier caso, cualquier persona puede hallar, a su manera, la tan ansiada inspiración.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">El filósofo Rubén Muñoz (2006) define la inspiración como "el estado en el que el artista se encuentra cuando se siente empujado a crear". Inspiración y creatividad son conceptos inseparables, a fin de cuentas, lo segundo depende en gran medida de lo primero. Es por ello que los grandes artistas, los que se ganan la vida creando, siempre han tratado de encontrar una fuente de inspiración en todo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La búsqueda de la inspiración artística se remonta a la Grecia Clásica, época en la que se creía que las ganas de crear una obra de arte se debían a un antojo divino. La creatividad de los artistas, al menos en la teoría, dependía de las diosas inspiradoras de las artes; las musas. Desgraciadamente, en la sociedad actual las diosas nos han dejado un poco de lado (o quizás al revés), de modo que nos las tenemos que apañar solos para inspirarnos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Es indiscutible que, como seres humanos, nuestras habilidades creativas se localizan en el cerebro. El hemisferio izquierdo se encarga de gestionar los procesos racionales y lógicos, como las matemáticas y el lenguaje. En el lado opuesto, el hemisferio derecho es el que interviene en la creación artística, como la música o las bellas artes, pues su función es más "perceptual, intuitiva e imaginativa" (Pérez Rubín, 2001).</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><div></div><blockquote><div><i>"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando."</i></div><div><b>Pablo Picasso (1881-1973) Pintor español.</b></div></blockquote></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">¿Eso quiere decir que la inspiración está en el cerebro? No, pero digamos que es el alimento que hace que nuestro cerebro se ponga las pilas en la creación. El catedrático Manuel Sánchez Méndez sostiene que "el artista está atento al exterior, es un gran observador y se deja afectar por lo que ocurre fuera". El mundo que nos rodea, lo que percibimos y decodificamos en el cerebro, es una gran fuente de inspiración. El mar, por ejemplo, fue la musa de Sorolla, pero también lo fueron las historias cotidianas de la gente humilde en la obra de Dostoievsky. Se podría decir que el sentido de lo que creamos está marcado por aquello que nos ha inspirado. Encontramos la inspiración en nuestro entorno porque queremos expresarnos sobre nuestro entorno. Para Kandinsky (1979) "el artista crea misteriosamente la verdadera obra de arte por vía mística que, separada de él, adquiere vida propia y se convierte en algo personal".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Entonces, ¿cómo podemos encontrar la inspiración artística? La naturaleza siempre ha sido una fuente de inspiración inagotable para los artistas. El ser humano nace, vive y muere en ella. Si la queremos encontrar cerca de casa, entonces ser observador y valorar lo que nos rodea es el primer paso. Hoy en día cualquier ciudad por muy pequeña que sea cuenta con jardines y cesperedas, pero yo me atrevo a decir que hasta un terreno baldío y un descampado entre fábricas pueden inspirar lo mismo que un riachuelo a la vera de un bosque. No olvidemos que muchos de los grandes de la literatura basaron sus historias en las zonas más pobres y abandonadas de las ciudades, como Dickens en su novela <i>Oliver Twist</i> o García Lorca en <i>Poeta en Nueva York</i>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Si no te gusta el verde y los pajaritos, no es motivo para desanimarse. En las ciudades también podemos encontrar multitud de elementos que nos pueden empujar a crear una historia: un monumento, una fachada, una catedral... Hasta las mismas obras de arte pueden inspirar a otros artistas debido a que a menudo los arquitectos también se inspiran en reglas de la naturaleza, y no estoy hablando solo de la arquitectura barroca. Las doce vigas del <i>Millenium Dome</i> de Londres, por ejemplo, simbolizan las doce horas, los meses y las constelaciones (Foster, 2013).</div>
<div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Tampoco hay que olvidar la carga inspiracional de las emociones, la naturaleza propia del ser humano. Muchas veces el arte y la cultura son productos del estado psicoemocional del artista (Martínez-Falero, 2007). Nos podemos inspirar en emociones positivas, como el amor o la felicidad, pero también en las negativas. La tristeza, la nostalgia o la melancolía también fueron las musas de grandes artistas de la historia. Kahlo buscaba en sus tormentos a la hora de crear su obra pictórica, al igual que hacía Gaudí cuando se dejaba guiar por la curvatura de sus demonios de sus pesadillas. En este sentido, los conceptos abstractos del ser humano también valen. La muerte, por ejemplo, ha sido un tópico muy recurrente durante toda la historia de la literatura. Por todo ello, es importante que el artista comprenda el alma humana, su esencia, y que sea capaz, como dice Andrei Tarkovsky (1984) "de reproducir esa dimensión natural en las relaciones sutiles, los fenómenos más secretos de la vida, la complejidad y la verdad".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><div></div><blockquote><div><i>"Inspiración y genio son casi la misma cosa."</i></div><div><b>Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.</b></div></blockquote><div></div></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Como hemos visto, hay multitud de maneras para inspirarse, así que solo hay que escoger la nuestra. Kandinsky (1979) afirmaba que "solo es necesaria la libertad sin trabas del artista para escoger sus medios". Hay personas que encuentran la inspiración al escuchar música, mientras que otras se concentran mejor en la calma de la noche. Sin embargo, no siempre nos inspiran las mismas cosas.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">A medida que madura el intelecto de una persona, cambian sus aspiraciones artísticas y por ende sus técnicas en pos de un desarrollo artístico mayor (Sánchez Méndez, 1996), lo que propicia que empiece a inspirarse en realidades distintas. La educación es, por lo tanto, un factor esencial en el desarrollo profesional y personal del artista, quien debe "profundizar en su propia alma para que su talento externo tenga algo que vestir y no sea como el guante perdido de una mano desconocida, un simulacro de mano, sin sentido y vacía" (Kandinsky, 1979). Gracias a esta adquisición de conocimientos, nosotros como artistas aprenderemos a expresar distintas realidades en base a nuestra visión de lo natural y al sentimiento que nos evoca. La obra final que crearemos tendrá nuestra esencia y será el lugar donde se exprese lo inmaterial de la realidad, la belleza de nuestra alma (Muñoz, 2006), lo que hemos construido sobre un cúmulo de inspiraciones.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div>
<div style="text-align: left;"><b>Referencias:</b></div><div style="text-align: left;"><ul style="text-align: left;"><li>• Foster, Hal (2011) <i>El complejo arte-arquitectura.</i> Turner Publicaciones S.L. Madrid.</li><li>• Kandinsky, Wassily (1979) <i>De lo espiritual en el arte</i>. Premia Editora S.A. México.</li><li>• Martínez-Falero, Jesús (2007) <i>El arte, el artista creador y su mundo.</i> Anales de la Real Academia de Dcotores de España. Vol. 2.</li><li>• Muñoz Martínez. Ruben (2006) <i>Una reflexión filosófica sobre el arte.</i> Thémata. Revista de Filosofía. No. 36.</li><li>• Pérez Rubín, Carlos (2001). <i>La creatividad y la inspiración intuitiva. Génesis y evolución de la investigación científica de los hemisferios cerebrales.</i> Arte, Individuo y Sociedad, 13, 107.</li><li>• Sánchez Méndez, Manuel (1996) <i>Inspiración y creatividad en la producción y educación artísticas.</i> Arte, Individuo y sociedad. No. 8. Universidad Complutense de Madrid.</li><li>• Tarkovsky, Andrei (1991) <i>Esculpir en el tiempo. Reflexiones sobre el arte, la estética y la poética del cine.</i> Ediciones Rialp S.A. Madrid.</li></ul></div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-70588939279544626332022-11-29T11:00:00.035+00:002023-12-03T13:03:01.333+00:00Noticia: Primer premio en el XI Concurso Intergeneracional<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a name='more'></a></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK1DUjoks0g6nBawkPl-W0uD0reEaFarXJBq4l_pSNB-4kaoML68Xp9gcoKNSnqsK-Rn99khzBcN4NZa6Nxwzido7nAGUQmsUWsYwHdRkDvzpSfTNZ59m4B-lo8m8H7mKMLZKeG4zyonGrIVW7HSYR-2kp-HSuitcDhxm8167JNfApx3ztfrZF3HdqeQ/s5386/cartel_concurso_relatos_breves_2022_c_copia.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: left;"><img alt="concurso ubu" border="0" data-original-height="5386" data-original-width="3850" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK1DUjoks0g6nBawkPl-W0uD0reEaFarXJBq4l_pSNB-4kaoML68Xp9gcoKNSnqsK-Rn99khzBcN4NZa6Nxwzido7nAGUQmsUWsYwHdRkDvzpSfTNZ59m4B-lo8m8H7mKMLZKeG4zyonGrIVW7HSYR-2kp-HSuitcDhxm8167JNfApx3ztfrZF3HdqeQ/w143-h200/cartel_concurso_relatos_breves_2022_c_copia.jpg" title="concurso ubu" width="143" /></a></div><div style="text-align: left;">Me han galardonado con el primer premio en la categoría jóvenes estudiantes (qué alegría seguir siendo joven, y estudiante) del <b>XI Concurso Intergeneracional de Relatos Cortos</b> que organiza la <b>Universidad de Burgos</b>. Me honra que una universidad tan prestigiosa valore mi tímido esfuerzo literario, lo que me motiva a seguir trabajando por hacerme un hueco en el mundo de las letras. El relato se puede leer <a href="https://www.ubu.es/sites/default/files/articles/files/resolucion/la_importancia_de_aprender_a_contar_hasta_cien.pdf" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">aquí</span></a>.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-47617779990701866822022-09-10T11:47:00.121+01:002023-12-03T13:03:31.387+00:00Artículo: La consulta de Ana Guerra y por qué no hay que reírse de las dudas<span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">El pasado 21 de agosto, sucedió un hecho lingüístico muy interesante en la red social <a href="https://twitter.com/anaguerra/status/1561141023035822080" target="_blank"><i><span style="color: #2b00fe;">Twitter</span></i></a>. La cantante Ana Guerra planteó una duda de índole lingüística a la RAE sin saber lo que ello conllevaría:</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRGf4bhTkUdjbF_KYul2zjicoKFB1anFy6EHht1FPKXjTQXbRTwWc-uILjk9BU5ExdIJKPMIqI3ruEGVASPldmWajD3nUP4XUF8akCouOjdeD1EfHTijKLLBMI0cCcdBQdwJYo3tk_k5KImtrN2FxlXoxZaBc2ptKPPwdod9yEAHjk73T993UjDJzyhA/s848/Captura.PNG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="tuit ana guerra" border="0" data-original-height="548" data-original-width="848" height="207" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRGf4bhTkUdjbF_KYul2zjicoKFB1anFy6EHht1FPKXjTQXbRTwWc-uILjk9BU5ExdIJKPMIqI3ruEGVASPldmWajD3nUP4XUF8akCouOjdeD1EfHTijKLLBMI0cCcdBQdwJYo3tk_k5KImtrN2FxlXoxZaBc2ptKPPwdod9yEAHjk73T993UjDJzyhA/w320-h207/Captura.PNG" title="tuit ana guerra" width="320" /></a></div><div><div style="text-align: left;">El tuit desató rápidamente una oleada de comentarios jocosos y ofensas hacia la artista canaria. Inmediatamente, todos los medios digitales también se hicieron eco de la situación. Lo que había comenzado como una inocente pregunta se había convertido, de manera absurda y lamentable, en motivo de mofa.</div><div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Desde mi punto de vista, este hecho lingüístico es de gran interés tanto por su uso como por la procedencia del usuario que lo expone. Lo que puede parecer una frase incoherente para muchos hispanohablantes (me incluyo) en realidad tiene un trasfondo geográfico que, después de todo, justifica su uso bajo las <b>múltiples variedades lingüísticas</b> de las que goza nuestra lengua (Vidal et al., 2014).</div><blockquote><div style="text-align: left;"><i>"En el idioma está el árbol genealógico de una nación</i>”.</div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: left;"><b>Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.</b></div></div></blockquote><div style="text-align: left;">En este caso podríamos hablar de una <b>variedad diatópica</b> en cuanto a la posición de los cuantificadores, e incluso <b>diafásica</b> si esa construcción realmente se utiliza solo en determinadas situaciones coloquiales. En cuanto a este punto, en la <i>Nueva gramática de la lengua española</i> (2014, 45.13u) se recoge que “esta construcción ni sus posibles variantes han pasado a registros formales”.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Por suerte para Ana, la RAE esclareció la duda al día siguiente, explicando de manera escueta lo explicado en este artículo. Sin embargo, el ridículo de las personas que se burlaron difícilmente se puede disimular. Por suerte para todos los que sufrimos el escarnio popular en algún momento de nuestra vida académica, aquella anécdota supuso una gran lección para aprender a <b>no reírse de las dudas de los demás</b>.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><b><div style="text-align: left;"><b>Referencias:</b></div></b><ul style="text-align: left;"><li style="text-align: left;">• Diccionario de términos clave de ELE.<i>Variedad lingüística.</i> <a href="https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/variedadlinguistica.htm#:~:text=As%C3%AD%20pues%2C%20en%20funci%C3%B3n%20de,y%20las%20variedades%20hist%C3%B3ricas%20o" target="_blank">Centro Virtual Cervantes</a>.</li><li style="text-align: left;">• Española, A. D. L. L. (2014) <i>Nueva Gramática de la lengua española</i> (1.a ed.). Espasa Calpe.</li><li style="text-align: left;">• Vidal, M. V. E. et al. (2014) <i>Claves del Lenguaje Humano.</i> Centro de Estudios Ramón Areces.</li><li style="text-align: left;">• Zuazo, Eñaut (22/08/2022) <i>La extraña consulta de la cantante Ana Guerra a la RAE que ha creado revuelo en Twitter.</i> <a href="https://www.lavanguardia.com/gente/20220822/8478365/extrana-consulta-cantante-ana-guerra-rae-creado-revuelo-twitter-mmn.html?utm_medium=social&utm_source=facebook&utm_content=gente&fbclid=IwAR0DD-XkrtOP00D8oHcztQgWEYFoK1dsr0zTa3Q0xwcNognm7dSH6fE9uyc" target="_blank">La Vanguardia</a>.</li></ul></div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-19986606500883164212022-08-07T10:00:00.018+01:002023-04-18T16:47:36.276+01:00Reseña: Sherezade en el búnker | Marta Sanz<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a name='more'></a></span></div><div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRZ2inZk3rKM5Yw_lusIfx0X8UDLx0GwLzMzDbFnxc2Bh3SHOK0rk-EtYZfwy85ehPn3K-SZluPlCQaBMInDtILHyD_pTbwEtcY3eOX0iUrPanvzCEeYSK6YHucjwoCNgNYGwUm1SCNMS1Vh1TG_rzB3WInCbWKVONh50s5Ss8NKonG7wDhBqmZVDP2A/s2598/d2bbf5b7e253c8b4c5641ea4add7e13c44721d69.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="Sherezade en el búnker" border="0" data-original-height="2598" data-original-width="1722" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRZ2inZk3rKM5Yw_lusIfx0X8UDLx0GwLzMzDbFnxc2Bh3SHOK0rk-EtYZfwy85ehPn3K-SZluPlCQaBMInDtILHyD_pTbwEtcY3eOX0iUrPanvzCEeYSK6YHucjwoCNgNYGwUm1SCNMS1Vh1TG_rzB3WInCbWKVONh50s5Ss8NKonG7wDhBqmZVDP2A/w133-h200/d2bbf5b7e253c8b4c5641ea4add7e13c44721d69.jpeg" title="Sherezade en el búnker" width="133" /></a></div>El confinamiento fue un verdadero desafío para todas las parejas. Dicen que con el roce, nace el cariño, y puede ser que también ocurra al revés. Marta Sanz nos lo confirma con su relato <i>Sherezade en el búnker</i>, una mordaz selección de aquellas situaciones que pueden desestabilizar a una pareja, publicado en tiempos pandémicos por la editorial Anagrama.<br /><span></span></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">El relato nos pone en la piel de una mujer, pareja o esposa, que sobrevive en un piso junto a su marido, Federico (Fede), su gato, Rovira, y su hija, Esme. Los problemas comienzan cuando Federico, hastiado de estar encerrado, entra en un estado de locura que obliga a su mujer a rebuscar maneras para recomponer su calma.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Marta Sanz escoge una serie de situaciones críticas en una pareja durante el confinamiento y las desarrolla desde la mirada de una mujer paciente y hábil para dirigir los momentos de máxima tensión mediante la narración de hechos que tratarán de calmar los ánimos de los personajes. Todo escrito en un tono humorístico que de vez en cuando se torna agrio sin dejar de hacernos sonreír.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Aunque la pandemia ha llegado a su fin, si bien a costa de otras desgracias, este relato nos transportará a una época incierta sobre un colchón lleno de humor y ternura que, seguramente, hará que nos riamos de los peores momentos que pudimos experimentar con nuestras parejas durante aquel odioso confinamiento.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-5430217440525008462022-06-29T12:28:00.022+01:002023-12-03T13:04:06.628+00:00Artículo: El regreso de un sueño apagado<div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span></div><div style="text-align: left;">Dicen que la vida da muchas vueltas, que el camino que un día empezamos no era el correcto, que puede que ni siquiera fuera buena idea pensarlo y que, quizás, nunca lo lleguemos a terminar. No soy el único al que le pasa esto. Son muchas las historias que me cuentan las dos o tres personas nuevas que conozco cada semana. Por eso me gusta tanto mi trabajo...</div><div><span></span><div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Una vez se me presentó un hombre muy singular. Se enorgullecía de que antaño tenía tres empresas, se paseaba en un Q5 y ganaba tanto que se había comprado tres casas; una en Marbella, otra en Los Ángeles y la última en Alicante, la ciudad donde se instaló definitivamente. Le pregunté que por qué en Alicante, pues muchos habrían querido quedarse en la cuna de Picasso y Banderas, o incluso en la que habría estado rodeado de playas llenas de famosos de Hollywood. Me respondió que no le habían dado otra alternativa. La vida le había dado tantas vueltas que sus empresas terminaron mareadas, en la absoluta quiebra, y a él le habían quitado el coche, las casas y casi todo eso que usaba para alardear.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Imaginadlo por unos instantes; un día eres un empresario millonario montado en un Audi y al día siguiente estás lavando coches en un parking del aeropuerto de Alicante. Parece una broma, una de esas caídas infantiles de las que no te quieres levantar porque sabes que, si lo haces, arriba te esperan miles de risas apuntándote con el dedo. Así es la vida; tan cruel y desgraciada, tanto para los que lo tenían todo como para los que nunca han tenido nada.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Mi vida no ha sido muy diferente de la de aquel hombre. Si bien nunca he tenido tres empresas, ni un Audi, ni una ex-mujer que se quedase con mi casa en Los Ángeles, también me ha tocado tragar episodios que estoy seguro de que muy pocos han tenido la mala suerte de vivir. Sin embargo, eso nunca fue una excusa para dejar de seguir mis sueños. Creo que eso es lo más importante; los sueños.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La gente tiene sueños diferentes. Unos sueñan con comprarse una casa en la playa, otros con comprarse un Seat León TDI rojo y otros, como yo, pensamos en cosas menos materiales pero no menos gratificantes. Cuando somos jóvenes, los sueños lo son todo. Son las manos y los hilos que mueven casi todas nuestras decisiones. Casi todo lo que somos y tenemos en la vida se debe a los sueños que un día comenzamos a perseguir. Una de las cosas que he aprendido en mi trabajo es que si un hombre tiene un coche rojo es porque un día soñó con comprarse un coche rojo, aun teniendo para elegir veinte colores distintos. Supongo que en eso radica la diferencia entre perseguir los sueños y dejarse llevar por la suerte como esa hoja que se pierde empujada por el viento.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Yo, como todos, también empecé a perseguir mis sueños desde muy joven. Cuando era pequeño, siempre le decía a mis padres que quería ser mecánico. Fue a partir del día en que visité un taller por primera vez. Me enamoré tanto del grasiento mono azul que llevaban puesto los trabajadores allí que no me podía quitar la idea de la cabeza de que algún día yo también podría llevar uno igual. En el fondo no sabía lo que hacía exactamente un mecánico.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Más tarde, me di cuenta de que lo que en realidad quería era ser actor. Me maravillaba la idea de poder salir en la tele, con un mono azul o con un traje de superhéroe. Lo mismo era. Eran tantas las películas fantásticas que veía que imaginaba algún día poder protagonizar alguna. Por ironía de la vida todavía hoy estoy protagonizando, sin saberlo, la película más fantástica jamás contada.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pasaron los años, llegué a la pubertad, y la mayoría de mis sueños habían sido arrinconados para dejar paso a otros. La trama de mi vida había dado un punto de giro. En mi cabeza sólo oía melodías; bajo la punta de mis dedos sonaban teclas y en mis ojos se reflejaban cientos de notas impresas sobre papel pautado. Fueron nueve años de conservatorio llenos de armonía y conciertos. Estaba llevando a cabo el embriagador sueño de ser músico.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Cuando terminé la Selectividad, retomé mi sueño inicial; el cine. Debido que no había dedicado mi juventud al arte dramático; mis opciones se habían reducido. Ya no podía ser actor, el protagonista, pero podía ser algo mejor; el que dirigía los movimientos del protagonista. Es por ello que decidí empezar la carrera de Comunicación Audiovisual en la ciudad de los sueños; la Ciudad de la Luz en Alicante.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Todavía recuerdo mi primer año de universidad. Supongo que es algo que nos pasa a casi todos. Los nervios del primer día de clase, el cosquilleo del primer amor y esa adrenalina que sentimos en el pecho cuando creemos que vamos por el buen camino. Sin poder hacer nada para evitarlo, los sueños me habían llevado hasta las puertas de un gran edificio de chapa brillante y acristalada.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Dentro, a mano izquierda, nos recibía el sonriente Bartolomé y la jefa de estudios, Raquel. A la derecha, una puerta de cristal daba la entrada a una gran cantina en la que algunos días encontrábamos algún actor español famoso que iba a dar una clase maestra a los de último curso. Todavía hoy lo pienso y me pone los pelos de punta. Era emocionante estar estudiando en el lugar donde habían ido a rodar Gérard Depardieu, Viggo Mortensen y hasta Tom Holland.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Mi clase era de lo más variopinta. Me encontraba rodeado de frikis de todo tipo; fotógrafos, especialistas, cineastas, actores... Al fin y al cabo, todos habíamos coincidido allí para una cosa; estudiar cine. Mi grupo de trabajo estaba conformado por cinco chicos. César, el fotógrafo mexicano, Nacho, el fiel seguidor de Tarantino, Guillem, el amante del cine porno, Álvaro, el periodista, y yo, Enrique. Aún conservo los vídeos que nos gastábamos para las prácticas; que si un spot publicitario, que si un videoclip... Era un sueño que se estaba haciendo realidad, desgraciadamente, por poco tiempo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La Ciudad de la Luz se mantenía con un pie al borde de un precipicio. Todos nosotros, pobres estudiantes de primer año de carrera, nos alarmamos con las noticias. Decían que los estudios de cine tenían los días contados y que, después de ellos, también caería el centro de estudios. Raquel nos lo negaba, los profesores también... Hasta que no se pudo esconder más. Yo salí antes de pasar al segundo año, decidí irme a estudiar periodismo para algún día poder contar esta historia. El resto de mis compañeros duraron un poco más hasta que, un día, sin previo aviso, los trasladaron a otra universidad lejos de los trípodes, las cámaras y las pantallas verdes.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">El destino de la Ciudad de la Luz flotaba en un mar de incertidumbre y desesperanza. Los platos de cine en los que en una época acogieron los rodajes de "Lo imposible" y "Astérix y Obélix" pasaron a subasta dos veces para luego convertirse en unas oficinas. Más tarde, durante la pandemia, se acondicionó como vacunódromo, y recientemente, debido a la guerra, en el hogar de refugiados ucranianos. Tantos usos en tan poco tiempo... Esto demuestra que la vida da muchas vueltas, razón por la cual me atrevo a decir que la mayoría de veces, nos guste o no, todos los sueños no se pueden cumplir.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">No vivimos tiempos para soñar libremente. Con los años he aprendido que los sueños, como las bombillas, hay que renovarlos cada cierto tiempo. Una bombilla no es capaz de mantener su brillo más de dos años sin fundirse. Con los sueños ocurre lo mismo, no importa a qué edad leas esto. Los sueños no son eternos, sino que también pierden fuerza. Su luz se debilita, se apaga, muchas veces, hasta el punto de extinguirse para siempre.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">De nosotros depende que su luz siga brillando. Del mismo modo que cambiamos una bombilla cuando ésta se funde, podemos renovar un sueño o cambiarlo por otro que nos parezca mejor y más brillante. Eso no quiere decir que no podamos desechar un sueño inalcanzable, pues las personas no sobrevivimos con tan solo un sueño en nuestra vida. Tenemos un cajón lleno de ellos, unas veces hasta un armario, y otras tantos que no sabemos ni dónde guardarlos. El dilema viene cuando se te presenta un sueño que creías casi apagado...</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Próximamente, <a href="#"><span style="color: #2b00fe;">la Ciudad de la Luz va a reabrir su actividad</span></a> como complejo audiovisual, es decir, como estudios de cine. Por fin, tras una década, los platos de cine pueden retomar los rodajes de películas. Para un desgraciado como yo, que no consiguió terminar la carrera de cine, pensaréis que se siente como una patada en la boca, y aunque puede que tengáis razón, debo decir que me siento bastante aliviado.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La Ciudad de la Luz se construyó, entre otras cosas, para algo muy importante a mi parecer; ayudar a la gente a perseguir sus sueños. Yo fui uno de esos jóvenes que iban buscando ese sueño hollywoodense. Ya rondo la treintena y, a pesar de que las adversidades me obligaron a tomar otro camino, me tranquiliza saber que otros jóvenes churumbeles no pasarán por lo mismo que yo, pues no hay nada más triste que dejar que un sueño se funda para siempre.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">No estoy disgustado con lo que soy ni con lo que pueda llegar a ser en el futuro. Soy de los que piensan que no hay que dejar que los sueños se extingan. Como ya he dicho, basta con renovarlos para que su brillo no se pierda; una bombilla diferente pero con el mismo esplendor. Nunca se sabe... Un día puedes estar lavando coches y al siguiente <a href="#"><span style="color: #2b00fe;">escribiendo guiones</span></a> para la gran pantalla. Ahora digo que la vida da muchas vueltas, pero la frase era diferente en mis tiempos de estudiante. Siempre decía que la vida es como una película, y vaya si tenía razón. Realmente, la vida es como una película, de cada uno depende ser el protagonista o sólo un extra más.</div></div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-57442240736591012342022-01-09T08:11:00.026+00:002023-12-03T13:04:18.196+00:00Noticia: Publicación en el libro "IV Concurso Epitafios Cementerio de Torrero"<p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;"><a href="#" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="concurso de epitafios" border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj1yJOXeHbtR1H7fg9c97Hm7ypZoIRCaqXggze_A0REpqe6CH-NuQBu2Ayx1zG0Uk_kXlE_WJhaaKMGZDXLERF-_k2Hd6tT7XI0iwkf8oW6qM9yvz40JpGvhEwhV7Y8D3_-6jzsiFh0NeRS-3QJxU4S5pGSsma6VHQCN7Pc5I7s8O-YNKvyZcNZCezv2w=w139-h200" title="concurso de epitafios" width="139" /><br /></a></div></div><div><div style="text-align: left;">Hace unos meses, encontré un certamen de escritura bastante curioso. Se trataba de un concurso de epitafios que organiza el Cementerio de Torrero en Zaragoza y que ya va por su cuarta edición. Me pareció muy divertido participar, no es habitual encontrar algo así. Aunque la mayoría de los epitafios hacían referencia al virus y la pandemia, he de decir que fue muy interesante ver el resultado. Al final, aunque no fui premiado, seleccionaron mi epitafio para publicarlo en un libro que se puede comprar <a href="#"><span style="color: #2b00fe;">aquí</span></a>.</div><p></p></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-72747361176942172402022-01-08T18:00:00.067+00:002023-04-18T16:48:03.051+01:00Artículo: De vuelta en San Petersburgo<div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">Tú, navegante de la red de redes, que me estás leyendo desde no sé qué parte del mundo, espero que me disculpes por no haber escrito nada desde hace mucho tiempo. Quizás seas un fiel seguidor mío, o tal vez has llegado aquí por primera vez.</div></div><div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span></span>Puede que hayas leído alguno de mis libros o que tan sólo la casualidad te haya reunido conmigo como un mal día que termina mojado. Seas quien seas, lee con atención las titilantes líneas que te escribo sin ánimo de contrapartida y que te dedico a ti, querido lector o lectora, sin apenas conocerte aunque con enormes ganas de hacerlo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Me llamo Enrique y soy otro más de los muchos desgraciados a los que la pandemia propinó una patada en la boca, sin ocasión de esquivarla, con las manos cubriendo los ojos pero no igual las esperanzas y sueños que terminaron saliendo disparados, escupidos en un chispeo de sangre, como dientes rotos tras una soberana paliza.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Yo soy de los tercos que piensan que si deseas hacer algo, debes hacerlo. Me dijeron que no debía pensar más de esa manera, que todo el mundo lo estaba pasando igual de mal. Si bien se ha demostrado que un virus puede parar hasta un avión, no es menos cierto que las esperanzas y los sueños de la gente, aunque desgastados por las circunstancias, nunca dejan de volar alrededor de nosotros. Nos rodean, constantemente, cuando estamos en casa, en la escuela o en el trabajo, esperando algún día poder aterrizar de nuevo en nuestras vidas.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La pandemia nos sigue azotando a todos. Las cabezas se llenan de preguntas para unos, para otros solo son condicionales que ya nunca podrán ser resueltos por ser demasiado tarde. A ellos les tocó la peor parte aunque a fin de cuentas todos estamos jodidos por igual. Nadie se libra de los contagiosos tentáculos del virus. Ningún científico, ni siquiera tras dos años de intenso oleaje, ha logrado plantar cara a la amenaza diciendo "ya te tengo, ya te tenemos, hasta aquí habrá llegado tu era de terror". Por el contrario, los meses, eternos meses, siguen pasando, indiferentes, como un río de gente pasa frente a un músico callejero a las puertas del metro.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Desde el inicio de la crisis "covidesca" no pasó ni medio año hasta que, débil de mí, me harté y lo dejé todo. Absolutamente todo lo que obtuve hasta ese momento, o más bien lo poco que conseguí acaparar, lo deseché como se desecha una mascarilla de un uso. Otra vez dejé mi país, España, y otra vez me largué a otro más familiar y menos paralizado y, por qué no decirlo, menos maltratado por el tiempo. Seguramente el encierro y las continuas medidas inútiles que se adoptaban en mi país agilizaron mi decisión. ¿A quién puedo culpar? A nadie.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En conclusión, me fui. Dejé atrás a mi familia y mis amigos, otra vez. Me dijeron que lo estaba haciendo mal, que debía aguantarme como todos y esperar a que el tiempo pasara. Pasó un año, luego pasaron dos... ¿Cuánto más tenía que esperar, inmóvil e impotente, sentado en el sofá del salón hasta que sonara el teléfono con una oferta del sistema de empleo? Ese sistema que te quiere así; manso y dócil para que no puedas alterar demasiado el orden de los acontecimientos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">No consentí que me hicieran esperar más, y con perseverancia y ayuda de mi compañera, Dasha, fue como llegué a ser uno de los primeros extranjeros que lograron entrar en Rusia tras el fin de los cierres fronterizos. No fue nada fácil y, de hecho, sigue sin serlo. Me dijeron que no podía largarme a otro lugar así como así, que no podía salir de mi país tan fácilmente. Había mil restricciones, todas las fronteras cerradas y los teléfonos de las embajadas estaban descolgados. Me sentía como en una guerra y, aunque me llamen conspiranoico, tengo razones para pensar que no iba tan mal encaminado. Mientras tramitaba toda la documentación, y dadas las innumerables trabas que me pusieron, me daba la sensación de que todos los países estaban usando la pandemia como un arma política. Una guerra silenciosa, invisible, que nadie puede ver pero que todo el mundo puede sentir, igual que un virus.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En cualquier caso, por fin puedo decirlo con gran alivio: he vuelto a San Petersburgo. Curiosamente, aquí todo permanece inalterable, como si nada estuviera ocurriendo. Sales a la calle y es imposible escapar del alboroto y el movimiento. Las fiestas no han desaparecido y no hay que afinar la vista para averiguar si una persona está triste o contenta. Todavía se pueden ver las sonrisas de los viandantes, y yo me alegro de ello.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La vida aquí en invierno es dura, sí, de eso aún me acuerdo. Y también me acuerdo de lo ilusionado que me sentía aquel nueve de septiembre de 2017, cuando recibí el visado ruso y el visto nuevo de quien sería mi futuro jefe en Rusia. Cargué dos grandes maletas con todo lo que iba encontrando en mi habitación. "¡No vayas a Rusia que allí hace frío!", me decían mis allegados... por eso llené una maleta y media con mucha ropa, y en la mitad restante metí unos pocos trastos que jamás llegaría a utilizar aquí: unas castañuelas, un libro de partituras de barbershop y un bañador de color naranja. De lo que no me arrepiento es de haberme traído una plancha, creyendo que en Rusia no tendrían, porque eso fue, además de la ropa, lo que más aproveché después de todo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">San Petersburgo es como esa vieja amiga que siempre te recibe con los brazos abiertos. La primera mañana me encontraba a las puertas de Chernyshevskaya, a quince grados bajo cero y vistiendo tan solo una chaqueta de primavera. No habían pasado ni tres segundos hasta que alguien me robó la atención. Era una mujer anciana que llevaba un taco de folletos en la mano y caminaba en círculos. Me da uno. Dice: "Bollería Petergova", pero no tengo hambre.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Un minuto más tarde, dos rusos se acercan a mí dando bandazos, tratando de esquivar a los que entran y salen del metro. "Dígame, por favor, ¿la calle Kirochnaya?", me pregunta el más alto. Su compañero se detiene dos pasos atrás, muy atento. Yo, como apenas conozco el callejero de la zona, le respondo con un "No sé". Seguidamente, el hombre se da la vuelta a su acompañante y le grita frustrado: "¡Nadie lo sabe!"</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Se marchan, y antes de hacerlo yo, que ya tenía ganas, me asalta otra persona. Esta vez es una mujer de mediana edad, bastante abrigada. Se acerca con vagos esfuerzos por mostrar su desdentada sonrisa. "¿Danil?" No, yo no soy Danil. Ni sé quién es Danil... Sin embargo, algo dentro de mí me estaba empujando a conocerlo. ¿Por qué yo no puedo ser Danil? Si aquella mujer era alguna conocida, le podría haber respondido afirmativamente... ¿Y quién sabe si hubiera podido ser mi madre? Hasta le podría haber ayudado a comprarse una dentadura nueva.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Toda esa gente se acercó a mí, aunque tuviera rasgos europeos, como si me conociera. Me hablaron en ruso, aunque no era ruso. Me preguntaron direcciones, aunque yo no era petersburgués. Era como si Rusia me hubiera estado esperando durante tanto tiempo, y aun así no pudiera evitar arrugar el ceño como si quisiera saber adónde había ido y qué había estado haciendo todo este tiempo. "¡Estaba en España!", yo podría responder una y otra vez con una estúpida sonrisa y el desinterés de tener que explicar la historia completa. Seguidamente me invitan a unos sirniki y un té de frutas del bosque, y todos tan amigos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La razón de haberme marchado mi país de nuevo es una historia frágil y difícil. Es frágil porque, en cualquier momento del relato, cualquier persona podría lanzarme una egoísta pero certera piedra que logre hacerla pedazos, y es difícil porque yo todavía no sé cómo contarla para que eso no suceda. La cuente o no algún día, el final ya lo sabe todo el mundo; estoy en Rusia. Ese es el final, y será el final durante mucho tiempo, como mínimo hasta el día en que la pandemia termine.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">¿Y por qué te escribo a ti, querido lector y lectora? Pues nada más y nada menos que para darte un consejo. Quizás no soy el más indicado para hacerlo porque yo, como el más desgraciado, he cometido muchos errores en mi vida. Sin embargo, creo que tengo el derecho de, al menos, avisarte de que si algún día te dicen que no puedes hacer algo, no les hagas caso. Si algún día te dicen que no puedes salir de tu país, no les hagas caso. Si algún día te dicen que naciste para ser esclavo del sistema, no les hagas caso. A mí siempre me lo decían, antes y ahora, y aquí estoy pasando frío. Tú, en cambio, seguro que sabes bien lo que quieres. Sabes lo que tienes que hacer y, termine la historia bien o mal, no hay sensación más gratificante que la de sentirse realizado. Porque es mejor morir habiendo hecho algo que deseabas que vivir torturado por la pregunta: "¿Y si hubiera...?"</div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-22250076130897221472021-12-21T11:00:00.023+00:002023-12-03T13:04:57.112+00:00Noticia: Publicación en el libro "La Pezuña de Plata: el peor concurso del mundo"<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjavr8279oICKJNObKiAbPQyzUXaRrLDJB-1FGfH4lxEwYpbaH4FyXi6n3eGPLnPZr6AZE9FhKfW4s-n-EgRfcpO0r7AZ_etBjnzwOVRwx9QRP-XiNWmaDlJnhWblu1EISHYLmp741ltBpVEDTownoGaeZwJSz1n7Wyj3yTFuYBihR-nxYZcT6IcugY6A/s350/gala-la-pezuna-de-plata-concurso-de-relatos-premios.png" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="pezuña de plata" border="0" data-original-height="350" data-original-width="240" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjavr8279oICKJNObKiAbPQyzUXaRrLDJB-1FGfH4lxEwYpbaH4FyXi6n3eGPLnPZr6AZE9FhKfW4s-n-EgRfcpO0r7AZ_etBjnzwOVRwx9QRP-XiNWmaDlJnhWblu1EISHYLmp741ltBpVEDTownoGaeZwJSz1n7Wyj3yTFuYBihR-nxYZcT6IcugY6A/w137-h200/gala-la-pezuna-de-plata-concurso-de-relatos-premios.png" title="pezuña de plata" width="137" /><br /></a></div></div><div style="text-align: left;">Hay pocos concursos literarios que merezcan la pena, y sin duda el concurso al peor relato debería ser uno de ellos, pero quizás fue la curiosidad y la insistencia de mi círculo de amistades literarias lo que me animó a participar en el <b>PRIMER CONCURSO PARA MALOS ESCRITORES "LA PEZUÑA DE PLATA"</b>. Desgraciadamente, en esta primera edición no he quedado ganador (quizás no he sido tan desgraciado), pero sí que han incluido dos de mis relatos en un libro que se puede descargar en la página de la <a href="https://www.bibliotecaspublicas.es/leganes/Servicios/Recursos-web.html" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">biblioteca de Leganés</span></a>. A pesar de todo, me planteo seriamente volver a participar el año que viene.</div><p></p>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-38803140377512584852021-10-19T17:23:00.082+01:002023-12-03T13:05:19.641+00:00Artículo: Las cinco mejores plataformas para leer libros<div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">Desde que empezó la pandemia, el uso se las nuevas tecnologías se despegado como un cohete. Las tareas que realizábamos presencialmente como trabajar, ir a clases o hablar con los amigos pasaron a desarrollarse de manera virtual, sobre todo durante la cuarentena, apartando de nuestras mentes por unos meses razonable pero prohibida idea de que salir de casa es sinónimo de vivir.</div></div><div style="text-align: left;"><span></span></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Los tiempos, afortunadamente, han mejorado en el último año. Los repuntes de contagios han cesado en mayor medida y por las calles ya se pueden volver a ver las sonrisas de las personas, o quizás sólo de aquéllas a las que les quedan algunas ganas de sonreír. Sin embargo, ni siquiera el fin de la tempestad ha logrado acabar con el uso continuado que le damos a la tecnología para algunas cosas.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Cuando en la cuarentena sólo podían abrir los establecimientos básicos como las farmacias o los supermercados, otros lugares "menos importantes", como las bibliotecas y las librerías, permanecieron cerrados y pasaron a un segundo plano, diezmando así a los miles de millones de lectores a los que todavía les agrada sentir el tacto de un libro en sus dedos. Como alternativa, se fomentó el uso de aplicaciones de lectura como un marca-páginas que ayudase al mundo a retomar el siguiente capítulo de sus vidas. Yo, como muchos, también tuve que sufrir el odioso confinamiento, por esta razón, y porque el Día de las Bibliotecas está a la vuelta de la esquina, en este artículo me gustaría señalar las que son para mí las cinco mejores plataformas para leer sin tener que salir de casa.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Amazon kindle</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Esta aplicación del gigante Amazon se define para sus usuarios como "una biblioteca en el bolsillo", y realmente acierta. Es muy intuitiva, fácil de manejar y se puede adaptar al gusto de cada lector. Está disponible para cualquier dispositivo móvil y, además de poder leer libros, también dispone de diccionario, traductor y bloc de notas. Amazon kindle, al igual que otras plataformas, también recopila un listado con los 100 mejores eBooks del momento. Evidentemente, tiene tanto libros gratis como de pago, pero cuenta con ofertas cambiantes para que los lectores jóvenes puedan acceder a ellos más fácilmente.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Wattpad</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Wattpad es una especie de híbrido, pues se trata de una plataforma de lectura y una red social a la vez. En ella podrás conocer a millones de lectores con los que seguramente encuentres gustos literarios en común. Además, en Wattpad los lectores también pueden ser escritores y publicar sus historias sin coste alguno para que otros puedan leerlas. Por si esto fuera poco, la aplicación cuenta con el apoyo de grandes empresas audiovisuales como Sony y SYFY. Esto significa que, si tienen suerte, algunos autores podrían ver sus libros convertidos en una película o en una serie de televisión. Con esta suculenta idea, ¡a cualquier le gustaría publicar sus libros ahí!</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Elejandria</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Elejandría, más que una aplicación, es una página web en la que se pueden descargar ilimitada y gratuitamente cientos de libros en dominio público. En ella sólo se pueden encontrar clásicos de todos lo grandes autores y autoras que puedas imaginar, y ciertamente por ello no es un proyecto que vaya a entusiasmar mucho a los lectores jóvenes y de fanfics. Sin embargo, lo considero una idea tan buena para los que nos consideramos "buscadores frustrados" de clásicos en la red que no podía faltar en mi listado.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Google Play Books</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Quizás en esta frase me pueda más el sentimiento que la objetividad, pero he de decir que Google Books es para mí la mejor plataforma para leer libros de cualquier género gratis y de pago. Su aplicación es la más sencilla de manejar y su interfaz la podría entender hasta un recién nacido. Tiene diccionario, traductor, bloc de notas y multitud de herramientas que hacen la lectura más cómoda, además de que puedes construir tu biblioteca y en ella organizar los libros que adquieres a tu gusto. Asimismo, Google Play Books no sólo está dirigido a lectores. También puedes publicar tus propios eBooks, promocionarlos y convertirte en un "<a href="#"><span style="color: #2b00fe;">autor freelance</span></a>" tan guay como yo. ¿No es genial?</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><b>Librotecstar</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Para terminar el ranking de las cinco mejores plataformas para leer libros me gustaría hablar de Librotecstar. Más que un análisis, es un triste homenaje. Esta fue la primera aplicación que tuve para leer libros, por aquellos tiempos cuando la Play Store todavía se llamaba Google Play. Yo no tendría ni la mayoría de edad cuando descubrí Librotecstar buscando libros gratis en mi teléfono. Desgraciadamente, esta aplicación dejó de estar disponible hace mucho tiempo. Lo único que nos queda de ella es su <a href="#"><span style="color: #2b00fe;">blog</span></a>, congelado en abril de 2013 con una entrada sobre El Baladro del sabio Merlín con sus profecías aunque después de todo no hubo magia alguna que lograse su resurrección.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-58922047831473515202021-09-10T10:33:00.017+01:002023-04-18T16:48:37.578+01:00Reseña: Ganarse un nombre | John Longtain<div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span></div><div><div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWYWNmeYz9uwjwW-lM7PepG_LLk3cU9GDcxLuNVavGF5-ELBkM_dYQrlOhVbBnrl9N5Ntk4Nmy8KFGQ6PslCg4GWHQ-ecVCrWIIPB9lSDBcxmqL1fPA7wSdNZOLdVtMjRDR7ywuuhX5YBpXTOGFvq114LZUJTDsqBnGjoqod9WAvDgDgurbxO9ugATkA/s488/195245780-352-k88152.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="Ganarse un nombre" border="0" data-original-height="488" data-original-width="352" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWYWNmeYz9uwjwW-lM7PepG_LLk3cU9GDcxLuNVavGF5-ELBkM_dYQrlOhVbBnrl9N5Ntk4Nmy8KFGQ6PslCg4GWHQ-ecVCrWIIPB9lSDBcxmqL1fPA7wSdNZOLdVtMjRDR7ywuuhX5YBpXTOGFvq114LZUJTDsqBnGjoqod9WAvDgDgurbxO9ugATkA/w144-h200/195245780-352-k88152.jpg" title="Ganarse un nombre" width="144" /></a></div>Un viaje para entender al enemigo, así es cómo el escritor John Longtain define la epopeya que ha escrito alrededor de Er, el protagonista de la saga <i>Ganarse un nombre</i>. Er es un curioso ciudadano de Terralt que decide mudarse a Lom, el país con el que han estado en guerra durante mucho tiempo. <span></span>Como guerrero terraltano, todo el mundo espera que Er siembre el caos en el territorio enemigo, sin embargo, el intrépido viajero va buscando otra cosa; entender mejor el conflicto y hacerse un hueco entre la gente de Lom.<br /></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Las situaciones que Er irá viviendo a lo largo de su viaje le servirán para responder todas las preguntas que se hace sobre la contienda entre su lugar natal y Lom. Todo es diferente para él cuando llega a Nila, ciudad enemiga en la que tratará de encontrar un lugar para sí mismo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La novela engancha desde la primera frase, embarcando al lector en un viaje por el gélido océano del norte lleno de dificultades y luchas contra piratas. Cuando llega a Nila, los diálogos ásperos y fríos con los lugareños nos recordarán en todo momento esa frialdad de la guerra que sucede bajo un invierno infinito.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Se pueden encontrar pocas novelas en la red que estén escritas con la misma pasión con la que John Longtain ha escrito Un viaje para entender al enemigo, una aventura épica en un mundo casi nuevo pero bien contado y que realmente se puede explicar como un viaje para entender al enemigo.</div></div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-14918007291578012742021-09-08T09:44:00.054+01:002023-04-18T16:48:46.552+01:00Artículo: Dormir en una kommunalka<div style="text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">Ayer, tuve problemas para dormir. Me dolía la espalda y me fue difícil encontrar la posición perfecta. El sofocante calor del verano español tampoco me ayudaba, así que saqué mi teléfono móvil y me puse a ojear algunas fotos de cuando me mudé a Rusia por primera vez.</div></div><div style="text-align: left;"><span></span></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En mi interior despertaron algunos sentimientos en un orden extraño; primero nostalgia, luego rabia, más tarde alivio... Fui pasando las fotos con el dedo hasta que me detuve en una bastante peculiar de 2017. Era la foto de un viejo sofá verde, cochambroso y lleno de polvo. Al principio no lo pude identificar bien. "Será el sofá de mi abuela", pensé. No podía ser el sofá de mi abuela, en Rusia no.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Aquel sofá sucio y viejo era la cama en la que dormí durante seis largos meses en Rusia. Era una cama diferente, manchada de sueños, esperanzas y algo más pegajoso de un veinteañero soltero. Aquel singular mueble se encontraba en el callejón Vilensky de San Petersburgo, creo que en el número 8, la kommunalka de San Petersburgo en la que me hospedé con mucha ilusión e inocencia hasta que lograse mudarme a otro lugar más decente.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Una kommunalka, para los que no lo sepan, es un piso patera de la Unión Soviética. Basta con imaginar un piso viejo y destartalado de cuatro habitaciones distribuidas en un largo pasillo. Cada habitación tenía su propio contador de luz sobre la puerta. Por supuesto, había zonas comunes, como el pasillo, el baño y la cocina, aunque no muy grandes. El baño estaba dividido, es decir, la ducha y el váter se encontraban en cuartos diferentes. Sinceramente, para un españolito europeo como yo, un novato en la Madre Patria, fue algo bastante impresionante a lo que traté de acostumbrarme.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Las habitaciones no eran suites de lujo. Disponían de lo básico para "sobrevivir"; una cama, un armario y poco más. Mi habitación, en cambio, no tenía nada de eso. Tan sólo contaba con un aparador gigante con muchos platos y copas de cristal, una mesa enorme de roble macizo que ocupaba media habitación, una gran alfombra en el suelo y aquel ridículo sofá rompe-espaldas. Parecía más un salón que un dormitorio, y eso es lo que sería en el pasado al fin y al cabo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La habitación tampoco era muy luminosa. Dos grandes ventanales daban a un pequeño patio cerrado por el que apenas entraba la luz. Cada mañana, cuando me levantaba, veía el mismo paisaje; una fría pared de cemento de la que a veces colgaban uno o dos uzbekos que reparaban los frecuentes apagones eléctricos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">En mi kommunalka había cuatro habitaciones, eso quiere decir cuatro familias con las que tenía que convivir. Lo peor es que yo no tenía ni idea de ruso, lo que hacía más difícil la convivencia. El primer día allí conocí a una joven rusa muy amable. Se llamaba Nastya (Anastasya) y vivía en la habitación de al lado. Ella era la única persona que sabía hablar un poco de inglés y me explicó cómo funcionaba todo. Me contó que cada dos semanas había limpieza general, que el grifo de la ducha tenía demasiada presión y que casi todos los muebles de la cocina tenían otro dueño. Me contó muchas cosas importantes, pero sus preciosos ojos azules hicieron que lo olvidase casi todo. En efecto, era una joven muy guapa, pero hacía algunas cosas muy extrañas… Por ejemplo, solía ducharse con la puerta del baño abierta aun sabiendo que en casa estábamos solos ella y yo…</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">También conocí a una abuelita encantadora que vivía en la habitación del fondo del pasillo, junto al baño. Aunque no hablaba mucho con ella, a veces me dejaba tocar su piano. Mientras yo tocaba canciones soviéticas de oído, ella apuntaba cosas en un cuaderno. Un día me mostró algunas páginas y me quedé impresionado. En cada página había dos listas paralelas; la de la izquierda tenía palabras en ruso y la de la derecha su traducción al español. Todo era léxico del ejército y la guerra. Así descubrí que las palabras tanque, granada, bomba y pistola en ruso no eran muy diferentes en mi idioma.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">La experiencia en la kommunalka habría sido fantástica si no hubiera conocido a Aleksei... Aleksei era un ucraniano loco y agresivo que medía casi dos metros de altura. Tenía casi sesenta años, vivía con su mujer y su hijo, y lo peor de todo, era instructor de boxeo. Si no hacías lo que te pedía, se ponía en guardia y te retaba a una pelea agitando los puños delante de tu cara. Para colmo, el tío era un maniático de la limpieza, aunque hay que reconocer que le gustaba vivir como los cerdos.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">El primer día, sin conocerme, Aleksei me ordenó que limpiase todo el piso. Por supuesto que me negué. Allí había suciedad por haber estado tres años sin pasar la escoba. Para que os hagáis una idea, el pasillo estaba lleno de sus trastos; bicicletas rotas, zapatos desperdigados, una nevera que no funcionaba y, en un rincón, dos pilas de neumáticos que a saber para qué las querría. Obviamente, las cosas no mejoraron desde que me negué a limpiar su mierda.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Todo comenzó cuando un día invité a mi amigo Anton. Estábamos dentro de la habitación, tomando el té con sirniki tranquilamente cuando de pronto oímos unos pesados pasos fuera en el pasillo. Era Aleksei, estaba gruñendo y murmurando cosas. Mi amigo me tradujo lo más importante: “¿Quieren guerra? Pues van a tener guerra…”</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Las siguientes semanas fueron un infierno. Aleksei no me dejaba usar ningún mueble ni electrodoméstico de la cocina, pues decía que todo era suyo y lo compartía con quien él quería. Mientras que yo no podía cocinarme una triste kotleta, él y su familia desplegaban una gran mesa en la cocina y se ponían a comer tranquilamente todos los días. Gracias a Dios, entonces en Rusia todavía había restaurantes de McDonald’s. Así conseguí sobrevivir durante un tiempo.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Aleksei tampoco me permitía utilizar mi lavadora. Aunque era nueva, él y su mujer se quejaban de que hacía mucho ruido y de que se paseaba por toda la cocina mientras ellos estaban comiendo. Muchas veces iba al trabajo con la ropa sucia, a veces con un olor terrible, hasta que un amigo ruso me llevó a una lavandería y me enseñó algunas palabras básicas. Como era pobre, siempre compraba la misma marca barata de detergente; Miff. Recuerdo perfectamente la cara de la propietaria de la lavandería. “¡¿Miff?! Ariel es normal pero… ¡¿Miff?! ¡¡Es una mierda!!” Supongo que estaba preocupada de que le rompiera su lavadora con mi detergente, así que me dejó usar su Ariel. Me ofendió. Para mí, Miff era bueno, pero vale.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Aunque me las apañaba como podía, la guerra no había terminado. Una mañana, salí a la entrada para ponerme las deportivas (en Rusia, es habitual quitarse el calzado antes de entrar en una casa y dejarlo junto a la puerta) con la sorpresa de que ya no estaban. Busqué por todo el pasillo hasta que finalmente los encontré dentro de una bolsa de basura. La excusa de Aleksei era que “las deportivas olían mal”. Por supuesto que olían mal, él no me permitía usar mi lavadora…</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Por si todo esto fuera poco, el ucraniano loco también me prohibió entrar en el baño. Como no podía salir de casa sin ducharme, me gastaba medio salario en desodorantes y toallitas higiénicas. Si por la noche me entraban ganas de hacer pis, aprovechaba alguna botella de agua vacía. Al día siguiente, la tiraba discretamente en un contenedor, y cuando llegaba al trabajo, si mi jefe no estaba, yo entraba en su baño privado para hacer el resto de mis necesidades. Fueron los seis meses más asquerosos de mi vida, aunque no todos los días fueron así de guarros. Con el tiempo, supe calcular el horario de Aleksei, cuando salía de casa y cuándo volvía, qué días trabajaba y qué días se iba a la dacha para descansar con su familia. Así conseguía usar el baño sin que me viera. Supongo que aprendí a usar ese instinto de supervivencia con el que todos los rusos nacen. De alguna manera han sabido sobrevivir a tantas guerras y sanciones.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pero en este artículo no quiero hablar tanto de cómo era vivir en aquella kommunalka. Volviendo a la fotografía, me gustaría hablar de lo incómodo que era dormir en aquel sofá verde. Para empezar, era demasiado pequeño. Apenas medía un metro y medio. Es cierto que se podía plegar a modo de cama y que así aumentaba su tamaño, pero el uso continuado y el paso del tiempo lo habían endurecido. La esponja ya no amortiguaba los duros bordes de la estructura de madera y mi espalda lo sufría. De modo que lo único que podía hacer era encogerme y dormir como un feto.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Así aguanté dos meses hasta que decidí acercarme al Ikea para comprar una cama en condiciones. Entonces también había un Ikea en el barrio de Parnas, y bastante grande he de decir. Allí también me compré una cocina eléctrica. La coloqué en el antepecho de una de las ventanas de mi habitación. Sólo así pude comer otra cosa que no fuera cheeseburguer o McNuggest. Eso sí, las cortinas terminaron como la piel de un dálmata.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Buscar la cama ideal en Ikea fue todo un reto. Mi sueldo ruso no me permitía comprar ni la más pequeña, así que opté por comprarme una cama hinchable. Volví a casa con la cama bajo el brazo y una estúpida sonrisa en la cara, como esa persona que se compra un coche nuevo o se va a casar al día siguiente.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Ya en casa, abrí la caja con mucho entusiasmo. Para mi disgusto, no venía con hinchador. No era un problema. Estaba tan eufórico que podía ser capaz de usar mis pulmones durante un buen rato. Soplé, soplé y soplé más… Al cabo de unos minutos, terminé de color rojo y medio muerto en el suelo. Pero había merecido la pena; la cama estaba lista.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Aquel día quería quería terminar rápido en el trabajo para llegar cuanto antes a casa y probar mi nueva cama. Yo estaba seguro de que era muy cómoda y aguantaría muy bien mi peso. Además, era ligera y la podía apartar cuando quería más espacio en la habitación. Al puñetero sofá ya no quería ni verlo. Le deseaba lo peor; que lo tirasen al contenedor de la basura, que lo quemasen e incluso que nunca lo hubieran fabricado. Ya me las podía apañar sin él. Por fin podría dormir como un rey. Sin embargo, los buenos tiempos siempre terminan rápido, vaya. Una noche, sin previo aviso, la cama hinchable decidió que ya había disfrutado bastante.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Tengo un problema y es que por las noches soy muy inquieto. No puedo dormir del tirón en una sola posición, sino que tengo que ir cambiando para poder conciliar el sueño. Así lo he hecho siempre. Obviamente, en el sofá no podía hacerlo porque me caía, por eso nunca logré descansar bien y por eso decidí comprarme la cama. ¡Y qué lástima de cama! Me costó alrededor de dos mil rublos. ¡Y qué lástima de dos mil rublos!</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Una noche me moví demasiado, y aunque la cama estaba colocada sobre la alfombra, debió de haber rozado con algún objeto punzante… A eso de las tres de la madrugada, fui notando como si la cama fuera descendiendo poco a poco, y yo me sentía como si me fuera empequeñeciendo. Abrí los ojos de sopetón. Me desvelé. El techo se estaba alejando y yo empezaba a notar la aspereza de la alfombra en mi cabeza. La cama se estaba deshinchando... No pude hacer nada. Con mucha impotencia dejé que el destino me engullera poco a poco hasta que la cama tocase el suelo con su último aliento.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Me levanté en medio de la noche sin saber qué hacer. Una cosa estaba clara, tenía que mudarme de allí cuanto antes. Miré el reloj, eran casi las cuatro y al día siguiente tenía que madrugar. Tenía que dormir. Me volví hacia mi viejo amigo, aquel pequeño y cochambroso sofá de color verde. Lo miré con resignación. Él me devolvió la mirada decepcionado, disgustado, pero con los brazos abiertos. Yo estiré los míos e hice crujir mi espalda para que el batacazo no fuera demasiado grande. Despacio, me senté en el sofá, adopté mi acostumbrada posición fetal y traté de dormir unos meses más.</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-89101943057859679382021-09-03T11:38:00.059+01:002023-04-18T16:48:56.582+01:00Artículo: Se bebió mi sangre sin darse cuenta<h1 style="text-align: left;"></h1><div style="text-align: justify;"><span><a name='more'></a></span><div style="text-align: left;">Si mal no recuerdo, la siguiente historia sucedería por el año 2009. Entonces yo cursaba cuarto de la secundaria, por lo que no tendría más de dieciséis años. Por entonces tenía más granos en la cara, pero eso sí, estaba más delgado, tenía menos barba y lucía una melena que me llegaba hasta los hombros. No en vano en clase me llamaban Enrique "el melenas", un mote que nunca terminó de gustarme. <span></span>Para colmo, los más pícaros añadían la coletilla "el terror de las nenas", no sé si por la rima en sí o porque efectivamente todas las chicas del instituto intentaban evitarme al considerarme un "rarito".</div></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Como buen "rarito", yo sólo me juntaba con otros raritos, y tal vez así logré ganarme el desafecto de los compañeros más problemáticos de clase. En aquella época, a los bichos raros se les trataba mal. Nunca podíamos formar parte de los "populares". A menudo se nos insultaba, se nos hacía la vida más dura por los pasillos del instituto, por lo menos más que ahora. Eran otros tiempos. En la actualidad, los frikis de mi época están llorando de rabia porque se ve, o al menos esa es mi sensación, que ya hay más tolerancia y respeto hacia los raritos tanto dentro como fuera de la escuela. Es más, el frikismo se ha convertido en una especie de profesión, un rol a seguir, el escalón más alto de la popularidad. Si eres gordo, feo y te gustan los videojuegos y el anime, tienes más cabida en la alfombra roja que un chaval al que llamaban "el melenas" en 2009.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Pero esta no es la historia. Como bien he dicho, por aquel entonces los raritos no éramos los preferidos de nadie, ni siquiera de los matones. Yo conocí a varios, unos más brutos que otros, pero esta anécdota trata sobre uno de ellos en concreto. Realmente no recuerdo bien su nombre. ¿Cómo se llamaba? ¿Carlos? ¿Cristian? De una cosa estoy seguro, y es que su nombre empezaba por la letra "C", de modo que de ahora en adelante me referiré a él como "C...".</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">C... no era el más malo de los malos que podía conocer, en absoluto. Era un chico de mi clase, alto, de pelo corto y negro y un poco corpulento. Sus brazos no eran muy musculosos, pero algo se le notaba. Algún resultado debía darle lo de haberse apuntado al gimnasio desde los catorce años, algo de lo que estaba muy orgulloso porque a menudo nos lo recordaba a toda la clase entre grititos y posturitas. Los chicos apenas le hacíamos caso, pero eso a él no le importaba. Lo único que quería era la atención de la mayoría de las chicas, que irremediablemente la tenía le pese a quien le pese.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Por otro lado, el muchacho no es que fuera muy espabilado, la verdad. Se hacía valorar a su manera, o sea, con la fuerza bruta. A veces, mediante amenazas y aspavientos, nos pedía amablemente cachos de nuestros bocadillos a mí y a unos cuantos desgraciados más. Como el mío no le gustaba, terminó aborreciéndolo. Un día, de súbito, dejó de robarme el almuerzo. Nunca le estaré tan agradecido al bocadillo de atún con olivas.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">C.. no era muy malo, pero a una legua se veía que le encantaba sentirse el macho dominante. Al darse cuenta de que apenas podía abusar de los normales de clase por tener el cerebro del tamaño de medio guisante, pues trataba de sofocar sus emociones con los frikis de turno. A mí, por suerte, nunca me dio billete gratuito a una de sus zurras. Algún golpecito me daría, no me acuerdo bien, pero de eso a una paliza había un paso. Supongo que nunca me reventó la cara porque nunca le puse barreras a sus caprichos. Cuando me pedía una cosa, se la daba sin preguntar ni rechistar. Al principio lo hacía por miedo, pero acabé por tomarlo como una especie de ofrenda a los dioses. El resto del día me iría bien. Además, ¿para qué cambiar las buenas costumbres? Sin embargo, un día pasó algo...</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Habíamos terminado la clase de gimnasia y, como era la última clase del día y tuve la suerte de encontrarme un euro en el bolsillo, me fui directo a la cantina para comprarme una Coca Cola. Mientras esperaba a que sonase la sirena, abrí la lata y le di varios sorbos para refrescarme. No había nada como una subida de azúcar después mover las lorzas que ya empezaban a asomarse. Deslicé la lengua por toda mi boca tratando de encontrar el gusto a cada gota y a cada burbuja del refresco. Tomé unos cuantos tragos más, no conseguía identificar el característico sabor de la Coca Cola por ningún lado. Algo andaba mal...</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Cuando pasé por el recibidor, me topé con C..., que salía de la sala de gimnasia con la mochila al hombro y la cara sudando como una catarata. Al verme con el refresco recién abierto en la mano, no se lo pensó dos veces. Gritó "¡Qué bebes, Enrique!", se me acercó de un par de zancadas, me arrancó la lata de las manos y se la tragó entera. Ni siquiera dijo por favor ni gracias, y tampoco le importó que yo ya me hubiera bebido casi la mitad. Cuando terminó, me la tiró encima y algunas gotas me salpicaron en los ojos. Su cara no parecía de satisfacción. "¡Puajj, qué mierda es esta!", exclamó con el ceño fruncido, e inmediatamente se fue sin que pudiera decirle nada.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Yo tampoco entendí el peculiar sabor de aquella Coca Cola. Sabía como a metal oxidado. ¿Estaba caducada? De camino a casa miré y remiré el envase, pero no parecía haber caducado. Luego busqué a ver si es que era una Coca Cola de esas con sabores extraños. No sé, una de vainilla, o de coco... Nada de nada. Ya en casa, tiré la lata a la basura y me relamí otra vez. Sorprendentemente, seguía notando el sabor en la lengua. Me metí el dedo en la boca, y al sacarlo me quedé alelado por lo que vi... Tenía el dedo cubierto de sangre, al parecer, sería de una llaga que reventaría al beberme el refresco. No me lo podía creer, C... se bebió mi sangre sin darse cuenta...</div>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-13963207405071603922021-08-28T09:57:00.023+01:002023-12-03T13:05:53.626+00:00Noticia: Publicación en la antología "Los Herederos del Parnaso"<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxelD1-FMv4n4MEqgnuZCizVwpq0ZcDFCob0ITiAMNSm4lHzvIDwxfn5hZ0Dp65pn27zpr1pjKoj3xEOa03YO_8Sd9wPuolj39ZMqGCneBt67Op_CoU6X_OaCorRK-OvnE7aGSyKddUEkt/s811/119577553_117870450053806_412935313589043583_n.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="Ediciones Alborismos" border="0" data-original-height="800" data-original-width="811" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxelD1-FMv4n4MEqgnuZCizVwpq0ZcDFCob0ITiAMNSm4lHzvIDwxfn5hZ0Dp65pn27zpr1pjKoj3xEOa03YO_8Sd9wPuolj39ZMqGCneBt67Op_CoU6X_OaCorRK-OvnE7aGSyKddUEkt/w200-h198/119577553_117870450053806_412935313589043583_n.jpg" title="Ediciones Alborismos" width="200" /><br /></a></div></div><div style="text-align: left;">La editorial venezolana <a href="https://alborismos.wordpress.com/"><span style="color: #2b00fe;">Ediciones Alborismos</span></a> ha publicado uno de mis poemas en su antología "Los Herederos del Parnaso". Mi poema es el que abre el libro, por lo que ha sido una gran sorpresa y un gran placer para mí haber participado en la convocatoria. El libro se puede descargar <a href="https://www.autoreseditores.com/libro/19521/ediciones-alborismos/antologia-los-herederos-del-parnaso.html"><span style="color: #2b00fe;">aquí</span></a> y el dinero recaudado irá a obras benéficas.</div><p></p>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7913433583058556053.post-23817345432968123062021-07-09T17:52:00.017+01:002023-12-03T13:06:03.994+00:00Noticia: Ganador en "abuenviento, 100 palabras y una isla"<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a name='more'></a></span><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZgfigLSk7yUIqU0rYfNlFITooPQY5jQIr6tDmPyheF3rBsIcnY8PmpRpF3zir0HaOrdyRexwxCiEsgTfDxcM2kw4lQaSgW0D1kei9Ur4RgHS61sx1qL48nvevVr6AZhV_lMoQyqfawytS/s450/IMG-2371%255B2999%255D.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="Concurso Abuenviento" border="0" data-original-height="450" data-original-width="450" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZgfigLSk7yUIqU0rYfNlFITooPQY5jQIr6tDmPyheF3rBsIcnY8PmpRpF3zir0HaOrdyRexwxCiEsgTfDxcM2kw4lQaSgW0D1kei9Ur4RgHS61sx1qL48nvevVr6AZhV_lMoQyqfawytS/w200-h200/IMG-2371%255B2999%255D.jpg" title="Concurso Abuenviento" width="200" /><br /></a></div><span></span></div><div style="text-align: left;">Hoy me han comunicado que he sido el ganador en la primera edición del <b>concurso de microrrelatos “abuenviento 100 palabras y una isla”</b> que organiza la agencia de turismo "abuenviento", ubicada en la Isla de Tabarca. Como siempre, ha sido un placer para mí haber participado en este certamen y haber competido junto a otros escritores/as. El microrrelato que presenté se puede leer en <a href="https://www.instagram.com/p/CRHDLkgLmt2/"><span style="color: #2b00fe;">su perfil de Instagram</span></a>.</div><p></p>Enrique Gironahttp://www.blogger.com/profile/08252846395447117891noreply@blogger.com