La literatura española es una mina de personajes pintorescos: Amadís de Gaula, Lázaro, Dulcinea, Fortunata... Todos podemos reconocer la figura del escudero Sancho Panza cuando la vemos, si bien Cervantes lo describe muy breve en el noveno capítulo, el imaginario colectivo se ha encargado de atribuirle una forma divertida y paleta pese a ser, con diferencia, el más sensato del dúo.
Sin embargo, muchas veces nos puede resultar difícil ponerle cara a un personaje determinado, ya sea porque las descripciones son muy escuetas, porque aparecen sobrecargadas de recursos semánticos o referencias de la época, o bien porque las hemos pasado por alto en la lectura. En esos casos, nunca viene mal retroceder unas páginas y detenerse unos instantes a releer, comprender e imaginar.
Por otro lado, también puede ocurrir que, ya identificadas y comprendidas las descripciones, yo tenga en mente una representación de Sancho Panza que no se corresponde con la de mi vecino. Si Cervantes se limita a explicarme que Sancho Panza tiene "la barriga grande, el talle corto, y las zancas largas", probablemente mi versión del escudero se acerque más a Gimli, al profesor Flitwick o mi tío Eustaquio que a lo que realmente se imaginaba el manco de Lepanto mientras lo describía.
Los posibles esbozos mentales son infinitos, pero no voy a entrar en detalles sobre cómo creo yo que es Sancho Panza. En su lugar, dejaré que sea la IA quien lo haga. En este artículo trataré de localizar y recopilar algunas descripciones de personajes de la literatura española, elaboraré unos cuantos párrafos descriptivos coherentes y sin rodeos estilísticos y se los proporcionaré a la IA para que nos muestre cómo se verían esos personajes según su criterio.
Don Alonso Quijano
Don Quijote para los amigos. Resulta fascinante que Cervantes no se detuviera a explayarse en su protagonista. En las primeras líneas del capítulo I lo intenta, o al menos nos deja claro que es un cincuentón delgaducho, de oficio humilde, y con ojeras de madrugar y leer mucho (más tarde abandona la caza por la lectura) : "Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años: era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza".
Pero lo cierto es que casi todo lo que sabemos del caballero de la triste figura se deduce por sus alocadas acciones, relatadas en dos libros. Aun así, encontramos tímidas explicaciones en el capítulo II ("y descubriendo su seco y polvoroso rostro, con gentil talante y voz reposada") donde hasta un ventero también se percata de su esmirriado aspecto (“viendo aquella figura contrahecha, armada de armas tan desiguales”).
También deducimos, por el capítulo XI, que don Alonso no se afeita con frecuencia ("soltó en esto el cuadrillero la barba de don Quijote"), y en el capítulo XV Sancho lo describe como el Caballero de la Triste Figura (y además con sorna): “le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura de poco acá que jamás he visto; y débelo de haber causado o ya el cansancio deste combate, o ya la falta de las muelas y dientes.”
Con toda esta información juntada, voy a elaborar una pequeña pero completa descripción del Quijote,y añadiré la coletilla "foto realista" para que la IA no se ponga a buscar ilustraciones del siglo XVI-XVII. Y quedaría algo tal que así:
Hombre de 50 años, del siglo XVI, humilde, muy delgado y desfigurado, rostro muy flaco, con ojeras, con barba, un poco desdentado, foto realista.
Lista la descripción, la copio y la pego en Bing Image Creator. Y de todas las fotografías que nos muestra la IA, yo (llámame predecible) me decanto por esta:
Celestina
Si hay alguna representación más estereotipada de La Celestina, es la de la típica vieja hechicera. Así la solemos imaginar, y quizás no vamos tan desencaminados... Por desgracia, Fernando de Rojas se pasó más tiempo describiendo a Melibea por medio de Calixto que a la astuta alcahueta que más tarde daría título al libro.
Pese a todo, podemos encontrar los primeros detalles de su aspecto en las declaraciones de Sempronio en el primer acto: "Yo te lo diré. Días ha grandes que conosco en fin desta vezindad vna vieja barbuda, que se dize Celestina, hechicera, astuta, sagaz en quantas maldades ay". En este acto, la propia Celestina también se describe a sí misma: "que él es enfermo por acto e el poder ser sano es en mano desta flaca vieja".
Más adelante, en el tercer acto, Celestina hace referencia a sus prendas: "Aquí lleuo vn poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos, que comigo siempre traygo", y en el cuarto acto Melibea alude a sus arrugas de una forma muy peculiar: "Assí goze de mí, no te conociera, sino por essa señaleja de la cara. Figúraseme que eras hermosa. Otra pareces, muy mudada estás. (...) No es tan poco tiempo dos años; e más que la tiene arrugada".
Además, en ese mismo acto, Celestina describe la vejez con una melancolía extraña, como apropiándose de lo que dice: "Dessean harto mal para sí, dessean harto trabajo. Dessean llegar allá, porque llegando viuen e el viuir es dulce e viuiendo enuejescen. Assí que el niño dessea ser moço e el moço viejo e el viejo, más; avnque con dolor. Todo por viuir. Porque como dizen, biua la gallina con su pepita. Pero ¿quién te podría contar señora, sus daños, sus inconvenientes, sus fatigas, sus cuydados, sus enfermedades, su frío, su calor, su descontentamiento, su renzilla, su pesadumbre, aquel arrugar de cara, aquel mudar de cabellos su primera e fresca color, aquel poco oyr, aquel debilitado ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de dientes, aquel carecer de fuerça, aquel flaco andar, aquel espacioso comer? Pues ¡ay, ay, señora!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar todos los otros trabajos, quando sobra la gana e falta la prouisión; ¡que jamás sentí peor ahíto, que de hambre!"
En el sexto acto, Celestina rememora sus sobrenombres, y de uno de ellos, y de las iniciales declaraciones de Sempronio, deducimos que tiene un vello facial sobresaliente: “llamándome hechizera, alcahueta, vieja falsa, barbuda, malhechora e otros muchos inominiosos nombres”. Más adelante, en el acto noveno descubrimos que le faltan algunos dientes (“e la vieja Celestina mascará de dentera con sus botas enzías las migajas de los manteles”) y en el duodécimo, por fin, la propia alcahueta revela su edad: "¿Qué es esto? ¿Qué quieren dezir tales amenazas en mi casa? ¿Con una oueja mansa tenés vosotros manos e braueza? ¿Con vna gallina atada? ¿Con una vieja de sesenta años?"
Con todo, le proporciono a Bing Image Creator la siguiente descripción:
Mujer de 60 años, del siglo XV, un poco velluda, rostro arrugado, tiene la boca hundida, es delgada y tiene apariencia de hechicera y pobre, lleva un delantal, foto realista.
Y parece que la IA tampoco se libra de los estereotipos, así que cortina de humo y elijo esta:
Marianela
Es una de mis novelas favoritas, y posiblemente el personaje más maltratado de Galdós. En este caso nos lo pone fácil, pues basta con ir al tercer capítulo, cuando el doctor se encuentra por primera vez con la Nela, y ahí encontraremos su estatura y algunos rasgos importantes: "Mirábale la muchacha con asombro, y sus negros ojuelos brillaron con un punto rojizo, como chispa, en el breve instante que duró la luz del fósforo. Era como una niña, pues su estatura debía contarse entre las más pequeñas, correspondiendo a su talle delgadísimo y a su busto mezquinamente constituido."
Seguidamente se describe su apariencia física: "Era como una jovenzuela, pues sus ojos no tenían el mirar propio de la infancia, y su cara revelaba la madurez de un organismo en que ha entrado o debido entrar el juicio. A pesar de esta desconformidad, era admirablemente proporcionada, y su pequeña cabeza remataba con cierta gallardía el miserable cuerpecillo. Alguien decía que era una mujer mirada con vidrio de disminución; alguno que era una niña con ojos y expresión de adolescente."
Además, en la misma página, también se nos revela su edad ("-Dicen que tengo diez y seis años -replicó la Nela, examinando a su vez al doctor") y hasta su indumentaria: "Iba descalza: sus pies, ágiles y pequeños (...) Vestía una falda sencilla y no muy larga, denotando en su rudimentario atavío, así como en la libertad de sus cabellos sueltos y cortos, rizados con nativa elegancia, cierta independencia más propia del salvaje que del mendigo."
En cuanto a su rostro, Galdós lo describe con muchos detalles: "Este era delgado, muy pecoso, todo salpicado de menudas manchitas parduzcas. Tenía pequeña la frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de tristeza. Su cabello dorado-oscuro había perdido el hermoso color nativo por la incuria y su continua exposición al aire, al sol y al polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y siempre estaban sonriendo; pero aquella sonrisa era semejante a la imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando, era desabrida, fea;"
Después de recopilar y ordenar los elementos, y obviando la época pero conservando la coletilla, me ha quedado una descripción así:
Chica adolescente de 16 años, indigente, estatura baja, muy delgada, pelo rubio oscuro, corto, suelto y rizado, rostro sucio, pecas en las mejillas, frente pequeña, ojos negros y brillantes, nariz picuda, boca pequeña y fea, viste una falda sucia y va descalza, foto realista.
La IA estaba inspirada, se vino arriba y empezó a mostrarme un montón de fotografías, por eso reconozco que ha sido difícil seleccionar mi favorita porque, además, ha dado en el clavo con las manchas negras en la cara (trabaja en una mina):
Máximo Estrella
Valle-Inclán no nos da muchas pistas del poeta ciego de Luces de Bohemia. Sabemos que es ciego, poeta y de origen sureño desde la primera acotación en la primera escena ("El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales") donde también se especifica que tiene barba de Santa Claus y cabellos de angelito viejo ("se incorpora con un gesto animoso, esparcida sobre el pecho la hermosa barba con mechones de canas. Su cabeza rizada y ciega, de un gran carácter clásico-arcaico, recuerda los Hermes"). También en esta escena descubrimos sus atavíos característicos: "¡Claudina, mi palo y mi sombrero!", pero no son los únicos, porque en la siguiente escena se nos indica que "El poeta saca el brazo por entre los pliegues de su capa".
En la tercera escena se nos repite su apariencia barbuda y, además, su afición a la bebida, por lo que deducimos que suele ir por la vida con un tono rosado en las mejillas: "Tosió cavernoso, con las barbas estremecidas, y en los ojos ciegos un vidriado triste, de alcohol y de fiebre". En la siguiente escena se reafirma su borrachismo ("MAX y DON LATINO, borrachos lunáticos, filósofos peripatéticos, bajo la línea luminosa de los faroles, caminan y tambalean"), y en la escena octava lo reconoce el mismo ciego ("Estás pensando que soy un borracho. ¡Afortunadamente!"). Además, en esta escena el ministro nos descubre su calvicie, o su sentido del humor, o las dos cosas: "¡No estás sin ninguna culpa! ¡Eres siempre el mismo calvatrueno! ¡Para ti no pasan los años! ¡Ay, cómo envidio tu eterno buen humor!"
Una aproximación a su edad la podemos adivinar en la escena decimocuarta, en la que Rubén Darío, cree que el marqués, un hombre bastante viejo (en esa misma escena el marqués asegura que "Los años no me permiten caminar más de prisa"), y Max son de la misma edad y lucharon en la misma revolución.
Juntadas todas las descripciones, confecciono un párrafo entendible para la IA, como algo así:
Hombre viejo, andaluz, de finales del siglo XIX, es ciego, lleva barba canosa, medio calvo, pelo rizado, mejillas coloradas, viste un sombrero y una capa del siglo XIX, lleva un palo de ciego, foto realista.
Y la IA me responde con esto:
Santiago Nasar
Ojalá Santiago Nasar le hubiera podido preguntar a ChatGPT cuándo lo iban a mata, pero entonces Gabo habría tenido que reconsiderar la historia de "Crónica de una muerte anunciada", y posiblemente nos habría obsequiado con otro dilatado y nostálgico "El general en su laberinto". Pensándolo mejor, las cosas sucedieron como tenían que suceder, ¿o no?
Las descripciones de Santiago están contadas. En el primer capítulo, Márquez comienza con su indumentaria ("se puso un pantalón y una camisa de lino blanco") su edad ("había cumplido 21 años la última semana de enero") y su físico ("y era esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos rizados de su padre"). Aquí también nos explica que "era alegre y pacífico", pero eso de poco le iba a servir.
A lo largo del relato se puede deducir que Santiago era un hombre muy fuerte, pues desde muy joven comenzó a trabajar y a ser independiente (su padre le enseñó a manejar armas). Eso explica que le costase tanto morir (no os estoy haciendo spoiler, esto ya se dice en la primera línea) como se representa en el último capítulo: "Tres veces herido de muerte, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas contra la puerta de su madre, sin la menor resistencia, como si sólo quisiera ayudar a que acabaran de matarlo por partes iguales. «No volvió a gritar ——dijo Pedro Vicario al instructor—. Al contrario: me pareció que se estaba riendo.»"
Además, podemos afirmar que es un chico muy atlético y que siempre está moviéndose, por eso no es de extrañar que, viviendo además en la costa, estuviera sudado todo el tiempo. Eso también nos explica por qué se alude a su olor corporal en el cuarto capítulo ("Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día. Los hermanos Vicario lo sintieron en el calabozo donde los encerró el alcalde mientras se le ocurría qué hacer con ellos. «Por más que me restregaba con jabón y estropajo no podía quitarme el olor»") y en el último ("«Olía como él», me dijo."), aunque, claro, hay quien dirá que es por sus intestinos y la comilona de la noche anterior.
Con todo, voy a describirlo a Bing Image Creator de la siguiente manera:
Hombre joven de 21 años, tiene la piel pálida y los rasgos faciales árabes, el pelo rizado, cuerpo esbelto y sudoroso, gesto alegre, viste un pantalón de lino blanco y una camisa de lino blanca, foto realista.
Pues la IA me muestra algo parecido a Harry Styles:
Azarías
Confieso que no sabía muy bien cómo enfocar este personaje. Sinceramente, yo me imaginaba una especie de Smeagol, pero más humano. Las descripciones que nos da Delibes tampoco ayudan mucho. En el libro primero se comienza aludiendo a su indumentaria ("el Azarías vagaba de un lado a otro, los remendados pantalones de pana por las corvas, la bragueta sin botones, rutando y con los pies descalzos"), y un poco más abajo se dice que "algunas amanecidas, el Azarías se despertaba flojo y como desfibrado", por lo que deducimos su lamentable estado físico. También sabemos que no tiene dientes ("le rascaba el entrecejo y le sonreía con las encías deshuesadas") aunque siempre está como masticando algo.
En el tercer libro se confirma su miseria ("un piojoso, eso es lo que es, todo el tabuco lleno de mierda y, por si fuera poco, se orina las manos") y sus arrugas ("y el Azarías, sin decir palabra, mostró sus manos de un lado y de otro, con la mugre acumulada en las arrugas"), además de sus heridas ("aparecía el Azarías, el rostro y las manos cubiertas de mataduras") pero siembre con "con su sonrisa babeante, feliz".
En el sexto libro, al compararse con el señorito, se nos revela su edad aproximada, por lo que se deduce que es bastante mayor: "¿qué años te tienes tú, Azarías? y el Azarías, en lo alto, con el balancín en la mano izquierda, papaba el viento, un año más que el señorito".
Hechas la cuentas, me pongo a hilar un párrafo con todos los datos que tengo:
Hombre de mediana edad, mitad del siglo XX, con arrugas, desfibrado, desdentado y babeando, masticando algo, sucio y con heridas en el cuerpo, tiene las manos mojadas, aparenta felicidad, va descalzo y viste pantalones de pana hasta las rodillas, foto realista.
Y al final la IA me preguntó si estaba pensando en una persona así:
Alba Trueba
Ojalá este artículo llegue a ojos de Isabel Allende, pues sólo ella nos podría confirmar si la imagen generada por IA de Alba Trueba, el último eslabón de la hacienda Las Tres Marías, se corresponde con lo que tenía en mente. Aquí he tenido que hacer malabares genéticos entre las familias del Valle y García (supongo que es mejor dejar a un lado la genética de los Trueba), no obstante, a juzgar por el resultado final, creo que me ha salido bien la jugada.
La primera referencia a la apariencia de Alba la encontramos cuando tan sólo es un churumbel. En el capítulo IX, Clara dice que "tendrá buen cutis, porque eso se hereda y a mi edad, no tengo arrugas y jamás me salió un grano", además de que el narrador resalta "sus negros ojos relucientes, con una sabia expresión de ancianidad desde la cuna". Blanca también reconoce que el padre es Pedro Tercero, y que por eso tiene sus ojos ("Los ojos son del padre —respondió Blanca distraídamente. —Pedro Tercero García, supongo —dijo Clara. —Ajá —asintió Blanca").
En ese mismo capítulo también nos damos cuenta de su cabello verdoso, heredado de su tía abuela, color del que nunca pudo librarse pese a sus esfuerzos ("el único cuidado frívolo que le prodigaron fue peinarla con Bayrum para mitigar el tono verde oscuro que tenía su pelo al nacer"). Esteban, como narrador, nos lo recuerda en el capítulo seis ("una nieta bohemia y estrafalaria, con el pelo verde como Rosa") y en el trece ("aquella nieta de verde cabellera").
En el décimo capítulo se habla de la ropa que le ha tocado vestir ("después que su abuelo enviudó y dejó de preocuparse por ella, Alba se vestía con lo que heredaba de algunas primas lejanas, que eran más grandes o más pequeñas que ella"), y en el siguiente capítulo se narra su adolescencia, reflejada en un espejo ("su piel, iluminada por las velas, tenía el color irreal de las figuras de cera"). Esa tez coincide con la descripción de "la piel aceitunada" de Blanca, su madre, en el quinto capítulo.
Tenemos, por lo tanto, la tez de Blanca, los ojos de Pedro, y el pelo de Rosa, y con todo eso voy a elaborar una descripción para que la entienda Bing Image Creator:
Mujer chilena de 18 años, principios del siglo XX, de tez aceitunada, ojos negros y tristes, pelo verde oscuro, apariencia bohemia, lleva un vestido que le viene corto y pequeño, foto realista.
Y la IA me vuelve a sorprender:
Hasta aquí el artículo, ¿te han gustado los interpretaciones que ha hecho la IA? ¿Crees que son fieles a la intención de sus autores? Hay que tener en cuenta que el generador propone muchas imágenes entre las que podemos escoger. Yo he escogido estas, pero hay muchas más. Además, también podéis proponer la descripción de otros personajes. ¿No os gustaría saber por qué Dulcinea volvía loco a don Quijote? ¿Y Melibea a Calixto? De ellas sí que hay muchas descripciones en los libros.
Ahí lo dejo...